VIDEO: Capturan el conmovedor momento en que Cristiano Ronaldo rompe en llanto al hablar de su difunto padre…

Cristiano Ronaldo, uno de los futbolistas más icónicos de todos los tiempos, ha compartido recientemente una emotiva reflexión sobre su infancia y la relación con su familia, especialmente con su padre, quien falleció en 2005. En una entrevista que ha tocado el corazón de millones de aficionados, el astro portugués abrió su alma al hablar de los momentos que compartió con su padre, su primer y más ferviente admirador, y cómo su familia, inicialmente indiferente al fútbol, terminó apoyándolo en su camino hacia la grandeza. Sus palabras, cargadas de nostalgia y sinceridad, ofrecen una mirada íntima a la vida personal de una figura que, a pesar de su éxito global, sigue profundamente conectado con sus raíces.

“Extraño mucho a mi padre. A mi madre y mis hermanas no les interesaba el fútbol en absoluto. Cada noche durante la cena, mi padre trataba de convencerlas para que vinieran a verme jugar. Él fue mi primer representante”, confesó Ronaldo con una mezcla de melancolía y orgullo. Estas palabras reflejan la importancia que tuvo su padre en los inicios de su carrera, cuando el joven Cristiano soñaba con convertirse en un futbolista profesional en las calles de Madeira. Su padre, José Dinis Aveiro, no solo fue su primer apoyo, sino también quien lo animaba incansablemente, incluso cuando el resto de la familia no compartía su entusiasmo por el deporte.

Ronaldo relató con una sonrisa cómo, tras los partidos, su padre llegaba a casa lleno de emoción para compartir sus logros. “Cuando llegábamos a casa después de los partidos, él solía decir, ‘¡Cristiano ha marcado un gol!’ Ellas respondían, ‘Ah, muy bien’. No parecían muy emocionadas”, recordó el delantero. La indiferencia de su madre y hermanas, quienes no entendían la pasión por el fútbol, contrastaba con el fervor de su padre, quien veía en su hijo un talento excepcional. Sin embargo, esta falta de entusiasmo no desanimó a Cristiano. Al contrario, lo motivó a esforzarse aún más. “La siguiente vez él llegó a casa y dijo, ‘¡Cristiano ha marcado dos goles!’ Nada, cero emoción. Solo decían, ‘Qué bien, Cris’”, añadió con una risa.

La perseverancia de Ronaldo y el apoyo incondicional de su padre comenzaron a dar frutos. “¿Qué hice yo? Seguí marcando y marcando”, dijo. Su dedicación en el campo se traducía en goles, y cada tanto era una oportunidad para que su padre intentara contagiar su entusiasmo al resto de la familia. Una noche, tras un partido particularmente memorable, su padre llegó a casa con una noticia que aún resuena en la memoria de Ronaldo: “¡Cristiano ha marcado tres goles! ¡Ha sido increíble! ¡Tenéis que venir a verle jugar!”. Aquella fue una de las tantas veces en que José Dinis intentó convencer a su esposa y sus hijas de que acompañaran a Cristiano al estadio, pero, como siempre, sus palabras parecían caer en saco roto.

Sin embargo, hubo un momento que marcó un cambio significativo. Ronaldo describió con gran emoción un recuerdo que guarda con cariño: “Yo seguía mirando a la banda antes de cada partido y veía ahí a mi padre, de pie, solo. Hasta que un día, mientras calentaba, volví a mirar como siempre y ahí estaban mi madre y mis hermanas, sentadas en la grada”. La imagen de su familia en las gradas, aunque poco familiarizadas con el ambiente futbolístico, dejó una huella imborrable en el joven Cristiano. “Parecía… ¿Cómo decirlo? Parecía que estaban cómodas. Estaban abrazadas, y no aplaudían ni gritaban, solamente me saludaban, como si aquello fuera un desfile o algo así. Se notaba que no habían estado nunca en un partido de fútbol. Pero estaban ahí. Y eso era lo único que me importaba”, relató con una voz cargada de sentimiento.

Este momento, aunque sencillo, fue profundamente significativo para Ronaldo. La presencia de su madre y sus hermanas en la grada, aunque fuera solo para saludarlo, representó un reconocimiento tácito de su esfuerzo y una muestra de amor que trascendía su falta de interés por el fútbol. Para un joven que buscaba hacerse un nombre en un deporte competitivo, ver a su familia unida en su apoyo, aunque fuera de manera tímida, fue un impulso emocional que lo marcó para siempre.

La historia de Ronaldo resuena con muchos porque humaniza a una figura que a menudo parece inalcanzable. A pesar de sus innumerables récords, títulos y reconocimientos, Cristiano sigue siendo, en el fondo, aquel niño de Madeira que jugaba para hacer sentir orgulloso a su padre y para ganarse el apoyo de su familia. Su relato también pone de relieve el papel crucial que los seres queridos juegan en el éxito de cualquier persona, incluso de una superestrella mundial. La figura de su padre, quien nunca dudó de su potencial, fue el cimiento sobre el que Ronaldo construyó su carrera, mientras que la eventual presencia de su madre y hermanas en la grada simbolizó la unión familiar que lo sostuvo en los momentos clave.

Hoy, mientras Ronaldo sigue rompiendo récords y consolidando su legado, estas memorias de su infancia sirven como un recordatorio de sus orígenes humildes y del amor que lo impulsó a llegar a la cima. Su historia no solo inspira a los aficionados al fútbol, sino también a cualquiera que haya luchado por un sueño con el apoyo, aunque a veces silencioso, de su familia.

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