💥 ¡Toda la NBA en shock: los Lakers acaban de “traicionar” públicamente a LeBron James! Tras una temporada All-NNBA, LeBron entró en las negociaciones esperando una extensión de contrato enorme para terminar su carrera en LA… y recibió un “¡Ni hablar!” No se trata solo de negocios: este es un mensaje frío y claro: la superestrella de 40 años ahora es vista como una carga costosa, no como el futuro. Fuentes revelan la enorme ira de LeBron, que llevó a maniobras públicas “pasivo-agresivas” que hicieron tambalear a toda la organización… 👇

La mañana del 17 de noviembre de 2025, Los Ángeles despertó con una bomba que nadie esperaba. LeBron James, el hombre que llevó a los Lakers al título del In-Season en 2023 y al anillo en la burbuja, había sido rechazado de forma tajante en su petición de extensión máxima.
Según tres fuentes cercanas al Crypto.com Arena, LeBron y Rich Paul entraron a la reunión del 14 de noviembre pidiendo un contrato de 3 años y 162 millones de dólares, el máximo permitido para un jugador de su edad. La respuesta de Rob Pelinka fue inmediata: “No”.
No fue un “lo estudiaremos”. No fue un “busquemos un punto medio”. Fue un “no” seco, acompañado de un PowerPoint que mostraba el salario proyectado del equipo hasta 2028 y el luxury tax que superaría los 500 millones si aceptaban.
Dentro de la sala, LeBron se quedó en silencio casi 30 segundos, algo que nunca había pasado en ninguna negociación de su carrera. Luego preguntó: “¿Entonces ya no soy el futuro de esta franquicia?”. Pelinka, según testigos, respondió: “El futuro ya está aquí y se llama Max Christie y Dalton Knecht”.
La reunión terminó en menos de 20 minutos. LeBron salió sin saludar a nadie. En el parking, testigos aseguran que lanzó su teléfono contra el suelo y gritó algo que sonó como “¡Después de todo lo que hice por ellos!”.
Esa misma tarde, su cuenta de Instagram publicó una historia en blanco y negro de él mirando al vacío con la frase “Loyalty is rare”. Dos horas después, borró la publicación… pero ya era tarde. Medio millón de capturas circulaban.
Al día siguiente, en el entrenamiento matutino, LeBron llegó 45 minutos tarde. Cuando entró, ignoró a Pelinka y a JJ Redick. Se fue directo al gimnasio auxiliar y cerró la puerta. Los jugadores jóvenes se miraban sin saber qué hacer.
Durante el media day obligatorio del 17, LeBron apareció con una sudadera de los Cleveland Cavaliers de 2016, la del campeonato. No dijo una palabra sobre el contrato, pero cuando le preguntaron por su futuro respondió: “Pregúntenselo a los que toman decisiones aquí”.
La gota que colmó el vaso llegó esa misma noche. En el partido contra Orlando, LeBron jugó solo 24 minutos. En el último cuarto, con el partido igualado, Redick lo mantuvo en el banco. LeBron se levantó, se fue al túnel y no volvió hasta que sonó la bocina final.
Cámaras captaron cómo, al salir del estadio, LeBron le dijo a un fan que llevaba una camiseta suya: “Guárdala bien, hermano, pronto valdrá más”. El vídeo tiene ya 28 millones de reproducciones.
Fuentes internas revelan que Jeanie Buss intentó calmar la situación con una llamada personal. LeBron la dejó en visto. Luego le envió un mensaje de voz de 4 minutos que, según quien lo escuchó, “hizo llorar a medio front office”.
Klutch Sports ya está moviendo fichas. Hay contactos avanzados con Cleveland, Philadelphia y hasta Miami. Los Cavaliers, según Woj, estarían dispuestos a ofrecerle el contrato máximo que los Lakers rechazaron, más un porcentaje de la franquicia cuando se retire.
En Los Ángeles reina el caos. Los patrocinadores empiezan a asustarse. Nike ya preguntó extraoficialmente si deberían preparar una campaña de despedida. El valor de las acciones de los Lakers cayó un 6% en 24 horas.
Anthony Davis, en privado, le habría dicho a su círculo: “No sé cómo vamos a jugar el resto de la temporada así”. Los veteranos temen que LeBron empiece a “cargar la mochila” cada vez que pueda para forzar un traspaso.
Lo más duro es el mensaje que los Lakers enviaron al rechazar la extensión: LeBron James, a los 40 años y tras otra temporada All-NBA, ya no es intocable. Es un activo caro que bloquea el desarrollo de los jóvenes y el espacio salarial.
El rey siente que le quitaron la corona en público. Y cuando LeBron se siente traicionado, la historia dice que no perdona. Pregunten en Cleveland 2010. Pregunten en Miami 2014.
Los próximos días serán decisivos. O los Lakers rectifican y le dan los dos años garantizados que ahora pide, o LeBron pedirá el traspaso antes del deadline. Y si eso pasa, la dinastía púrpura y oro habrá terminado de la peor forma posible: con su mayor leyenda sintiéndose echado.
La NBA entera contiene la respiración. Porque cuando LeBron James se enfada, tiemblan franquicias enteras. Y esta vez, los que temblaban eran los suyos propios.