El vestuario del Atlético de Madrid vive horas de auténtica tensión a menos de 24 horas del duelo decisivo de Champions League contra el Inter de Milán. Diego Pablo Simeone, en una decisión sin precedentes en sus catorce años al frente del club, ha optado por ocultar deliberadamente hasta el último momento la ausencia de tres jugadores absolutamente clave para el partido de mañana en el Riyadh Air Metropolitano. Fuentes internas del club confirman que los nombres afectados son Antoine Griezmann, Rodrigo De Paul y José María Giménez, tres pilares indiscutibles del esquema cholista. La estrategia del Cholo, que él mismo habría calificado en privado como “protección táctica absoluta”, ha generado una onda de choque que ha llegado hasta el propio Julián Álvarez, quien, según testigos presenciales, abandonó la charla técnica de esta mañana visiblemente enfadado y sin dirigir la palabra al entrenador.

“Julián no entendía nada”, revela una fuente cercana al cuerpo técnico. “Él ha estado preparando el partido durante toda la semana pensando que iba a formar dupla con Griezmann, que De Paul le iba a filtrar los balones al espacio y que Giménez iba a ser el jefe de la defensa. De repente, en la reunión previa al entrenamiento, Simeone anuncia que los tres son baja por diferentes motivos –molestias musculares en el caso de Grizi y Roro, y una recaída en la rodilla para Giménez– pero que no se comunicará nada hasta mañana por la tarde. Julián se levantó, dijo algo entre dientes y se fue directo al gimnasio. Estaba rojo de rabia”.

El delantero argentino, que ha marcado nueve goles esta temporada y se ha convertido en el referente ofensivo tras la marcha de Morata, siente que se le ha privado de información esencial para rendir al máximo. “Él viene de la escuela de Guardiola y Scaloni, donde todo se habla con absoluta transparencia”, continúa la fuente. “Aquí, de repente, se encuentra con que le cambian el plan a 24 horas del partido más importante del año y encima le piden que no diga nada. Es normal que esté molesto”.

La decisión de Simeone responde, según el propio entrenador explicó al staff, a la voluntad de no regalar ninguna ventaja a Simone Inzaghi y su Inter, un equipo que llega invicto a Madrid con doce puntos y una defensa que solo ha encajado dos goles en cuatro partidos. “El Cholo está convencido de que cualquier filtración sería utilizada por el Inter para ajustar su planteamiento”, aseguran desde el club. “Quiere que mañana, cuando salten las alineaciones oficiales, Inzaghi se encuentre con un Atlético completamente distinto al que esperaba”. Sin embargo, esta opacidad ha generado malestar no solo en Álvarez, sino también en otros pesos pesados del vestuario que se han enterado de las bajas por terceros y no directamente del míster.
En redes sociales la alarma es máxima. Aunque oficialmente el club solo habla de “molestias a evaluar” y “decisiones técnicas”, las pistas son evidentes: Griezmann no ha pisado el césped en los últimos tres entrenamientos, De Paul se ejercitó en solitario con el readaptador y Giménez ni siquiera viajó a la concentración previa. El hashtag #SimeoneExplícate ya es tendencia en España y Argentina, y los aficionados colchoneros están divididos entre quienes aplauden la “vieja escuela del Cholo” y quienes consideran que esta vez se ha pasado de secreto.
“Esconder una baja de Griezmann es como esconder que el sol sale por la mañana”, tuitea un conocido periodista madrileño con más de 300.000 seguidores. “El Inter ya lo sabe seguro. Lo único que conseguimos es cabrear a nuestros propios jugadores”. Otro aficionado, desde la grada virtual del Metropolitano, escribe: “Si mañana salimos con Correa, Lino y Witsel de central y perdemos, esto va a ser el mayor ridículo de la era Simeone”.
Dentro del club, los capitanes –Koke, Oblak y ahora el propio Julián Álvarez– han intentado bajar la temperatura pidiendo “confianza ciega” en el entrenador, pero la tensión es palpable. Un veterano del staff médico confiesa: “Nunca habíamos vivido algo así. Normalmente las bajas se comunican con 48 horas de antelación, aunque sea con el típico parte ambiguo. Esta vez el Cholo ha impuesto silencio absoluto. Ni siquiera nosotros sabíamos hasta ayer que Giménez estaba tan mal”.
Simeone comparecerá esta tarde a las 19:30 en la rueda de prensa previa al partido. Todo apunta a que mantendrá la versión oficial de “evaluación continua” y “decisiones que se tomarán en las próximas horas”, pero el ambiente está tan cargado que pocos creen que pueda esquivar las preguntas directas. Mientras tanto, el posible once que se entrena a puerta cerrada incluye a Samuel Lino y Ángel Correa en ataque, Pablo Barrios y Marcos Llorente en el medio, y un eje defensivo formado por Witsel, Azpilicueta y Reinildo, con Nahuel Molina cubriendo el lateral derecho.
Mañana, a las 21:00 horas, el Metropolitano dictará sentencia. Pero hoy, mucho antes del pitido inicial, el Atlético ya ha perdido algo valioso: la calma. Y Julián Álvarez, con su cara de enfado aún fresca en la memoria de quienes lo vieron salir del despacho del Cholo, representa como nadie el sentimiento de un vestuario que, por primera vez en mucho tiempo, se siente traicionado por la obsesión secreta de su propio líder.
El fútbol, una vez más, nos enseña que los partidos no solo se ganan con táctica. A veces también se pierden en la confianza rota. Y mañana, contra el todopoderoso Inter, el Atlético necesitará más que nunca que esa confianza se reconstruya… aunque sea sobre la marcha.