En medio de un aluvión de especulaciones y turbulencias financieras, el enigmático CEO de Tesla, Elon Musk, finalmente ha roto su silencio sobre su futuro con el gigante de los vehículos eléctricos. Las últimas semanas han sido caóticas para Tesla, con el desplome de las acciones, la caída de las ventas y el activismo político de Musk como protagonistas. Los inversores, antes animados por las promesas visionarias de Musk, ahora se encuentran sumidos en la incertidumbre mientras buscan una estrategia de salida mientras Tesla atraviesa lo que muchos llaman una crisis de liderazgo e identidad de marca.
La chispa que desató esta polémica fue un artículo del Wall Street Journal del 1 de mayo de 2025 que afirmaba que la junta directiva de Tesla buscaba activamente un nuevo director ejecutivo para reemplazar a Musk. La noticia sacudió el mercado, con las acciones de Tesla cayendo un 3% intradía, como reacción de los operadores ante la volatilidad percibida. Musk denunció rápidamente el artículo como “UNA GRAVE INCUMPLIMIENTO DE LA ÉTICA”, acusando a la publicación de difundir falsedades a sabiendas. La presidenta de la junta directiva de Tesla, Robyn Denholm, se hizo eco de la opinión de Musk, declarando a X que el artículo era “totalmente falso” y reafirmando la confianza de la junta en el liderazgo de Musk. A pesar de estas negaciones, el daño ya estaba hecho y los rumores seguían latentes, alimentados por los sombríos resultados financieros de Tesla.
El informe de resultados del primer trimestre de Tesla, publicado el 22 de abril de 2025, presentó un panorama sombrío. La compañía reportó una caída del 9% en las ventas, con entregas que se redujeron a 337,000 vehículos, su nivel más bajo desde 2022. Los ingresos netos cayeron un asombroso 71%, de $1,4 mil millones a $409 millones, en comparación con el mismo período del año anterior. Los ingresos del sector automotriz cayeron un 20%, incumpliendo las expectativas de Wall Street de $21,11 mil millones. Las acciones, que ya habían bajado un 37.9% en lo que va de año, se enfrentaron a una mayor presión por parte de los inversores, que cuestionaban la capacidad de Tesla para recuperar terreno en un mercado de vehículos eléctricos cada vez más competitivo. Para empeorar las cosas, el alto rol de Musk en el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) de la administración Trump ha sido culpado de desviar su atención del negocio principal de Tesla.
Las actividades políticas de Musk no solo lo han distraído, sino que también han alejado a una parte significativa de la base de clientes de Tesla. Las encuestas indican que el 60 % de los consumidores tiene ahora una opinión negativa de Musk, sobre todo en mercados clave como California y Europa, donde Tesla alguna vez gozó de un seguimiento casi de culto. Las protestas y el vandalismo en las salas de exposición de Tesla se han vuelto habituales, con grupos como “Todos Odian a Elon” organizando eventos para expresar su descontento. La imagen de la marca, antes sinónimo de innovación, ahora se ve empañada por las controvertidas afiliaciones derechistas de Musk y su discurso público, incluyendo su apoyo al partido ultraderechista AfD de Alemania. Esta reacción negativa ha tenido consecuencias reales, con la disminución de la cuota de mercado europea de Tesla y el desplome de sus ventas globales.
En respuesta a la creciente presión, Musk anunció durante la conferencia telefónica sobre los resultados financieros de Tesla del 22 de abril que reduciría su participación en DOGE a uno o dos días a la semana a partir de mayo, centrando su atención en Tesla. “A partir del mes que viene, mi tiempo con DOGE disminuirá significativamente”, dijo, en un esfuerzo por tranquilizar a los inversores. El mercado respondió positivamente, con las acciones de Tesla subiendo un 5,5% en las operaciones posteriores al cierre. Sin embargo, los analistas se mantienen escépticos, advirtiendo que el daño a la marca causado por las incursiones políticas de Musk podría tardar años en repararse. “Parte del daño a la marca desaparecerá lentamente, pero lo más importante es que Tesla ha recuperado su activo más importante: Musk”, señalaron los analistas de TheStreet, subrayando el papel crucial que Musk desempeña en la narrativa de tecnología disruptiva de Tesla.
A pesar de los desafíos, Musk se mantiene optimista, promocionando el futuro de Tesla en la conducción autónoma y los robots humanoides. Destacó el próximo lanzamiento del robotaxi Cybercab, cuya producción en masa está prevista para 2026, y una variante más económica del Model Y, prevista para mediados de 2025. «El futuro de la compañía se basa fundamentalmente en coches autónomos a gran escala y un gran número de robots humanoides autónomos», declaró Musk, restando importancia a la preocupación por la caída de las ganancias. Sin embargo, inversores como Ross Gerber, quien posee más de 250.000 acciones de Tesla, expresaron su desilusión, calificando las promesas de Musk de «puras tonterías» y cuestionando su compromiso con la compañía.
Mientras Tesla se tambalea al borde del abismo, la pregunta persiste: ¿Podrá Musk sacar a la compañía de esta crisis o seguirán los inversores buscando soluciones? El camino por delante está plagado de desafíos, desde los aranceles que amenazan la cadena de suministro de Tesla hasta la creciente competencia de los fabricantes chinos de vehículos eléctricos. Por ahora, la confirmación de Musk del papel de Tesla ha ofrecido un respiro temporal, pero la confianza de los inversores pende de un hilo, y el futuro de la compañía depende de la capacidad de Musk para hacer realidad su ambiciosa visión mientras revitaliza una marca en crisis.