En el mundo del fútbol, donde el rendimiento en el campo suele eclipsar las emociones personales, pocas veces se conocen las batallas internas que enfrentan los jugadores fuera del terreno de juego. En una reveladora entrevista concedida a un medio austríaco, la esposa de David Alaba compartió por primera vez la desgarradora experiencia que vivieron como familia durante uno de los partidos más importantes en la carrera del defensor del Real Madrid.

“Fue uno de los días más difíciles de nuestras vidas”, confesó entre lágrimas. Mientras el Real Madrid disputaba un crucial encuentro de Champions League, que podría definir el pase a la final, David Alaba se encontraba en el campo, concentrado, entregando todo su esfuerzo y liderazgo. Lo que muy pocos sabían en ese momento era que su hijo menor estaba ingresado de urgencia en un hospital de Viena, enfrentando una complicación médica inesperada.

“David lo supo unas horas antes del partido. Yo no sabía si debía decírselo o no. Era un momento delicado para él como profesional, pero como padre… no podía ocultárselo. Cuando se lo dije, no sé cómo se sentía por dentro. Me miró en silencio, respiró profundo, y me dijo: ‘Tengo que hacerlo. Por él. Por nosotros’”, relató su esposa.

A pesar del dolor y la ansiedad que lo embargaban, Alaba decidió salir al campo con la camiseta blanca del Madrid y cumplir con su compromiso. “Nadie en el estadio podía imaginar lo que estaba atravesando. Y aun así, jugó como un verdadero guerrero. No falló un pase, no perdió una marca. Era como si cada jugada fuera una súplica silenciosa por la salud de nuestro hijo”, agregó ella.

El partido terminó con una victoria agónica para el Real Madrid, con una actuación brillante del defensor austríaco que incluso fue elegido como uno de los jugadores del partido. Sin embargo, tan pronto como sonó el pitido final, Alaba no celebró como de costumbre. Corrió directamente al vestuario, hizo una breve llamada y luego abordó el primer vuelo privado hacia Austria para estar junto a su familia.

Afortunadamente, el estado del niño mejoró durante las siguientes horas y actualmente se encuentra fuera de peligro. “Fue un milagro. No sé de dónde sacamos la fuerza, pero ese día entendimos que David no solo es un gran futbolista, es un gran padre y un ser humano admirable”, concluyó su esposa.

Esta historia, que hasta ahora se había mantenido en la intimidad del hogar Alaba, ha conmovido profundamente a los aficionados y a la comunidad futbolística. Muchos han expresado su admiración por la fortaleza mental y emocional del jugador, así como por la unidad de su familia.

En tiempos donde la imagen pública de los futbolistas suele estar asociada al glamour y al éxito, esta vivencia nos recuerda que detrás de cada número en la camiseta hay una vida, una familia, un corazón que también late con miedo, esperanza y amor. David Alaba, ese día, no solo ganó un partido; ganó también el respeto de todos aquellos que valoran la valentía fuera del campo.