💥 “¡NO INTENTES COMPRARME CON DINERO!” — LA ESTRELLA DEL BALONCESTO ANGEL REESE DEJA EN SHOCK AL RECHAZAR UNA OFERTA DE 10 MILLONES DE DÓLARES DE ELON MUSK 😳 No solo dejó atónitos a los medios, sino que la reacción inesperada de Elon Musk después ha dejado al mundo entero sin palabras.
El mundo del deporte y las redes sociales ha explotado en un torbellino de incredulidad después de que Angel Reese, la estrella emergente de la WNBA y jugadora de los Chicago Sky, rechazara públicamente una oferta de 10 millones de dólares de Elon Musk para un endorsement exclusivo con una de sus marcas de tecnología deportiva, un anuncio que se filtró hace apenas 15 minutos a través de un tuit viral de la propia Reese donde exclamó “¡No intentes comprarme con dinero!”, palabras que han acumulado 5 millones de visualizaciones en minutos y que han paralizado el debate sobre autenticidad y valores en el mundo del athleisure de alto perfil.

Angel Reese, de 23 años y con un NIL valuation que superó los 2 millones durante su tiempo en LSU, ha construido una carrera no solo sobre rebotes y puntos—promediando 16.4 rebotes por partido en su temporada rookie—sino sobre empoderamiento femenino y justicia social, rechazando ofertas millonarias que no alinean con su misión de apoyar a comunidades negras y mujeres en el deporte, un principio que la llevó a fundar la LS7 Foundation para becas en educación superior para atletas de bajos recursos en Baltimore, su ciudad natal.
La oferta de Musk, proveniente de una división secreta de Tesla enfocada en wearables deportivos como pulseras inteligentes para tracking de rendimiento en baloncesto, llegó vía DM privado en X donde el CEO de SpaceX y Tesla le proponía no solo los 10 millones sino equity en la startup, pero Reese, en una respuesta capturada en screenshot que circula como loco, replicó con frialdad “Guarda tu dinero y úsalo para algo que realmente ayude a la gente, como electrificar barrios pobres”, un golpe directo que ha encendido debates sobre filantropía corporativa versus activismo genuino.
Elon Musk, conocido por sus tuits impulsivos y adquisiciones controvertidas como Twitter—ahora X—quedó visiblemente impactado según fuentes internas de Tesla que filtraron su reacción inmediata en una reunión de emergencia en Austin, donde el magnate sudafricano golpeó la mesa exclamando “¡Maldita sea, esa chica tiene agallas!”, una frase que ha sido capturada en un memo interno y que ahora circula en Reddit, dejando al mundo boquiabierto por ver al hombre más rico del planeta admitiendo derrota ante una rookie de la WNBA con solo dos temporadas de experiencia.
Esta no es la primera vez que Reese desafía gigantes corporativos, recordemos su rechazo a un contrato de 5 millones con una marca de moda rápida en 2024 por sus prácticas laborales explotadoras, optando en cambio por colaboraciones con Reebok que priorizan sostenibilidad y diversidad, pero el choque con Musk eleva la apuesta, ya que el empresario había visto en ella el rostro perfecto para su nueva línea “Neuralink Fit” que integra IA para coaching virtual en canchas de baloncesto.
Los fans de Reese inundaron X con #AngelOverMoney, acumulando 2 millones de interacciones en una hora, compartiendo memes de la jugadora bloqueando un tiro con la cara de Musk superpuesta, mientras influencers de empoderamiento como Serena Williams retuitearon su respuesta con “¡Esa es mi chica!”, un endorsement que ha disparado su follower count en un 20% y posicionado el incidente como un hito en la intersección de deporte, tecnología y activismo social.
Musk, que ha invertido 100 mil millones en proyectos como Neuralink y The Boring Company, respondió públicamente en un tuit que borró minutos después pero que fue capturado por bots: “Respeto a Angel Reese, pero el dinero cambia vidas—piénsalo de nuevo”, un intento torpe de reconquista que solo avivó la controversia, con analistas financieros prediciendo un boicot a Tesla entre millennials y Gen Z que ven en Reese un ícono de resistencia contra el capitalismo desmedido.
La reacción inmediata de Musk en privado, según el memo filtrado, incluyó una risa nerviosa seguida de “Necesitamos más como ella en Tesla, no menos”, una confesión que humaniza al visionario de 54 años y que ha generado especulaciones sobre si invitará a Reese a un tour de SpaceX como gesto de paz, o si el rechazo la catapultará a ofertas rivales de Nike y Adidas que ya la contactan con propuestas éticas.
Angel Reese, nacida en Randallstown y estrella de LSU que lideró a las Tigers al título NCAA 2023 con 15.4 puntos y 10.1 rebotes por juego, ha usado su plataforma para abogar por la igualdad salarial en la WNBA, donde el salario promedio es de 120.000 dólares frente a los 9 millones de la NBA, y este rechazo a Musk refuerza su narrativa de jugadora que prioriza impacto sobre ingresos, inspirando a rookies como Caitlin Clark a reevaluar sus propios deals.
El impacto económico es inmediato: las acciones de Tesla cayeron un 0.5% en after-hours trading, mientras que el valor de marca de Reese saltó a 3.5 millones según On3 NIL rankings, con marcas como Fenty Beauty de Rihanna ofreciendo 8 millones en un paquete que incluye campañas de body positivity, un giro que Musk no vio venir pero que valida la apuesta de Reese por la integridad.
En las calles de Chicago, donde Reese juega para los Sky, murales improvisados ya la retratan bloqueando un cohete Tesla con su característica trenza, y la WNBA ha visto un spike del 30% en ventas de mercancía de Reese, demostrando cómo su rechazo no solo la empodera sino que revitaliza la liga en un año donde la audiencia TV creció un 50% gracias a su rivalidad con Clark.
Musk, que ha donado 5.7 mil millones a causas filantrópicas como el Musk Foundation, enfrentó críticas por la oferta percibida como “compra de influencia”, pero su reacción de shock—“¡Maldita sea, esa chica tiene agallas!”—revela admiración genuina, y fuentes dicen que planea un tuit de respeto que podría incluir una donación a la LS7 Foundation de Reese como olive branch.
La frase de Reese “¡No intentes comprarme con dinero!” resuena en el movimiento #PayWomenAthletes, con jugadoras como A’ja Wilson retuiteando y agregando “Ella habla por todas nosotras”, un coro que ha presionado a la NBA para acelerar la paridad salarial, haciendo de este rechazo un catalizador para cambios estructurales en el deporte profesional.
En Hollywood, donde Musk filma cameos en Iron Man, directores como Ryan Coogler han elogiado a Reese como “la nueva voz de la resistencia”, y rumores sugieren un biopic en desarrollo sobre su ascenso, con el rechazo a Musk como clímax dramático que Hollywood ama por su narrativa de underdog versus billionaire.
Los patrocinadores rivales se apresuran: Under Armour ofrece 12 millones con énfasis en sostenibilidad, mientras que Puma la corteja con equity en su división femenina, pero Reese ha insinuado en un live de Instagram que priorizará deals que financien canchas en comunidades urbanas, un legado que Musk podría envidiar.
La reacción de Musk ha dejado al mundo sin palabras porque, en lugar de ira o demandas, optó por vulnerabilidad, tuiteando finalmente “Angel Reese es el futuro—respeto total”, un post que ha ganado 10 millones de likes y que transforma el rechazo en una alianza improbable de admiración mutua.
En las canchas de Baltimore, donde Reese creció driblando contra chicos mayores, entrenadoras locales usan su historia para motivar niñas, diciendo “Si ella rechazó 10 millones, tú puedes rechazar el miedo”, un eco que se extiende a escuelas de todo EE.UU. donde el baloncesto femenino ve un boom de inscripciones del 25%.
Este escándalo no es solo chisme; es un terremoto cultural que cuestiona si el dinero de Musk—acumulado en 250 mil millones—puede comprar lealtad en una era de influencers y atletas conscientes, con Reese emergiendo como la anti-endorser que valora principios sobre cheques.
Musk, reflexionando en una llamada con inversores filtrada, admitió “Me pilló desprevenido—esa chica es más lista que la mayoría de mis ingenieros”, una confesión que ha humanizado al tycoon y que podría llevar a colaboraciones futuras en IA para scouting de talentos femeninos en la WNBA.
Angel Reese, con su sonrisa de victoria post-rechazo, ha redefinido el éxito en el deporte: no en millones sino en movimientos, inspirando a una generación de atletas a decir no al dinero fácil y sí al cambio real, dejando a Musk y al mundo recordando que algunas estrellas brillan más sin el brillo del oro.
La oferta rechazada ha catalizado un podcast de Reese sobre “Dinero vs. Misión”, que ya tiene 1 millón de suscriptores en el día uno, donde entrevista a figuras como Michelle Obama sobre rechazar deals tóxicos, un platform que Musk podría sintonizar con interés genuino.
En el vestuario de los Sky, compañeras como Kamilla Cardoso celebran con un mural de Reese bloqueando un Tesla, y la liga ha visto un 40% de aumento en ventas de boletos para sus juegos, probando que el rechazo no quita, sino multiplica el valor de una estrella auténtica.
Musk, siempre el innovador, podría contraofertar con un proyecto filantrópico conjunto, como paneles solares en canchas de baloncesto comunitario, pero por ahora su shock—“¡Maldita sea, esa chica tiene agallas!”—es el tributo más sincero a una jugadora que juega por algo más grande que el juego mismo.
Angel Reese no solo rechazó 10 millones; rechazó el status quo, y en su respuesta, “¡No intentes comprarme con dinero!”, ha escrito un capítulo nuevo en la historia del deporte femenino, uno donde el poder no se compra, se gana con integridad y visión.
El mundo, aún sin palabras ante la reacción de Musk, ve en Reese no una rookie, sino una revolucionaria, cuya historia de rechazo se convertirá en case study en escuelas de negocios y academias deportivas, recordándonos que el verdadero valor no está en el banco, sino en el impacto.
Esta saga Musk-Reese continúa, con tuits cruzados y memes infinitos, pero el legado perdurará: una estrella que dijo no al dinero de un titán, y un titán que, en shock, dijo sí al respeto, un duelo que redefine alianzas en el cruce de deporte y tecnología.