ÚLTIMA HORA: Elon Musk demanda a OpenAI, la empresa que desarrolló ChatGPT, después de que el CEO Sam Altman rechazara su oferta de 100.000 millones de dólares para adquirir ChatGPT.

Elon Musk, el visionario emprendedor detrás de Tesla, SpaceX y X, ha presentado una demanda de alto perfil contra OpenAI, la compañía que desarrolló el innovador chatbot ChatGPT. La demanda surge tras el rechazo del CEO de OpenAI, Sam Altman, a una oferta de adquisición de 100 mil millones de dólares por Musk. Musk, considerado uno de los cofundadores de OpenAI, acusa a la compañía de traicionar su misión original como organización sin fines de lucro que desarrolla inteligencia artificial (IA) para el beneficio de la humanidad. La disputa legal, cuyo juicio está previsto para marzo de 2026, podría tener consecuencias de gran alcance para el futuro de OpenAI y de toda la industria de la IA.

Musk afirma haber fundado OpenAI en 2015 con la clara visión de crear una plataforma de código abierto que permitiera el libre acceso a las tecnologías de IA, sin buscar maximizar las ganancias. Afirma haber invertido alrededor de 50 millones de dólares en la empresa y haber desempeñado un papel clave en su desarrollo, incluso bautizándola como “OpenAI”. Musk afirma que la empresa pretendía seguir siendo una organización sin ánimo de lucro centrada en el desarrollo de IA de forma segura y transparente para el público. Sin embargo, tras su salida de la junta directiva en 2018, OpenAI experimentó una transformación bajo el liderazgo de Sam Altman y el cofundador Greg Brockman. Musk critica a la empresa por centrarse cada vez más en intereses comerciales, en particular a través de una estrecha colaboración con Microsoft, que ha invertido alrededor de 13 000 millones de dólares en OpenAI.

La demanda, presentada ante un tribunal federal del Distrito del Norte de California, acusa a OpenAI de violar los acuerdos originales que Musk afirma haber firmado con Altman y Brockman. Estos acuerdos estipulaban que OpenAI seguiría siendo una organización sin fines de lucro y que sus tecnologías no serían utilizadas con fines de lucro por particulares o empresas como Microsoft. Musk argumenta que el desarrollo de ChatGPT y sus sucesores, como GPT-4, ha transformado a OpenAI en una “subsidiaria de facto” de Microsoft, socavando el espíritu original de la organización. Enfatiza que sus inversiones no pretendían permitir que otros generaran miles de millones en ganancias, sino beneficiar a la humanidad mediante la investigación segura en IA.

Un punto central de la demanda es la afirmación de Musk de que OpenAI intenta transformar su estructura de una organización sin fines de lucro a una con fines de lucro, lo cual, según él, contradice sus principios fundacionales. OpenAI argumenta que esta transformación es necesaria para recaudar miles de millones más en financiación y competir en la costosa carrera de la IA con competidores como Google y Amazon. Sin embargo, Musk considera esto una traición a la misión que cofundó y exige que OpenAI regrese a sus orígenes sin fines de lucro. Si Musk gana la demanda, según la demanda, podría obtener el control total de ChatGPT sin tener que pagar los 100 000 millones de dólares ofrecidos previamente, un escenario que podría alterar drásticamente el equilibrio de poder en la industria de la IA.

Esta batalla legal no es el primer intento de Musk por exigir responsabilidades a OpenAI. Presentó una demanda en marzo de 2024, la cual retiró sin justificación en junio de ese año, justo un día antes de que un juez dictaminara sobre la solicitud de OpenAI de desestimar el caso. La demanda actual, reactivada en agosto de 2024, es más exhaustiva e incluye a otros acusados, como Microsoft y el exejecutivo de OpenAI, Reid Hoffman. El abogado de Musk, Marc Toberoff, describe el caso como un “clásico conflicto entre altruismo y avaricia” y acusa a Altman de engañar deliberadamente a Musk al explotar sus preocupaciones humanitarias sobre los peligros de la IA.

OpenAI ha negado rotundamente las acusaciones. En un comunicado, la empresa citó correos electrónicos de 2017 y 2018 que supuestamente demuestran que el propio Musk apoyó los planes para transformar OpenAI en una empresa con fines de lucro e incluso sugirió fusionarla con Tesla para utilizar su supercomputadora. OpenAI argumenta que la demanda de Musk se debe menos a motivos altruistas que al deseo de debilitar a un competidor, especialmente porque Musk fundó su propia empresa de inteligencia artificial, xAI, en 2023, la cual desarrolló Grok, un competidor directo de ChatGPT.

El juicio, programado para marzo de 2026, será presidido por la jueza federal de distrito Yvonne Gonzalez Rogers, quien previamente ha indicado que la afirmación de Musk de daños irreparables por la conversión de OpenAI podría ser difícil de probar. Sin embargo, se mostró dispuesta a un juicio para determinar la verdad de las acusaciones. El resultado del juicio podría afectar no solo el control sobre ChatGPT, sino también el marco ético y legal para el desarrollo de la IA a nivel mundial. Mientras Musk promueve su visión de una IA segura y sin fines de lucro, OpenAI se enfrenta al reto de defender su financiación multimillonaria y su capacidad innovadora. El mundo tecnológico espera con ansias este épico enfrentamiento.

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