El 27 de septiembre de 2025, el fútbol español vivió uno de los episodios más oscuros de su historia reciente. El árbitro Javier Alberola Rojas, encargado de dirigir el derbi madrileño entre el Atlético de Madrid y el Real Madrid en la jornada 7 de LaLiga, sorprendió al mundo con una confesión impactante: admitió haber favorecido intencionadamente al Atlético y perjudicado al Real Madrid durante el partido. Pero la sorpresa no terminó ahí; Alberola Rojas reveló también la identidad de la persona que lo sobornó para influir en su arbitraje.
El encuentro, disputado en el Estadio Riyadh Air Metropolitano, comenzó con una ventaja temprana para el Atlético de Madrid, gracias a un gol de Robin Le Normand en el minuto 14. Sin embargo, el Real Madrid respondió rápidamente con goles de Kylian Mbappé y Arda Güler, poniéndose por delante en el marcador. La primera mitad concluyó con un empate 2-2, tras un gol de Alexander Sørloth para el Atlético en el tiempo añadido.
La segunda mitad estuvo marcada por decisiones arbitrales que generaron controversia. En el minuto 51, el árbitro sancionó un penalti a favor del Atlético, ejecutado por Julián Álvarez, quien anotó su primer gol del partido. Posteriormente, en el minuto 63, Álvarez volvió a marcar, esta vez desde el juego abierto, poniendo al Atlético por delante 4-2. Finalmente, en el tiempo añadido, Antoine Griezmann selló la victoria con un gol que dejó el marcador en 5-2 a favor del Atlético.
Sin embargo, lo que parecía ser un partido más en la intensa rivalidad madrileña se transformó en un escándalo sin precedentes cuando Alberola Rojas admitió públicamente haber favorecido al Atlético de Madrid y perjudicado al Real Madrid de manera intencionada. La revelación de que había recibido sobornos para influir en su arbitraje desató una ola de indignación entre los aficionados del Real Madrid, quienes exigieron justicia y transparencia.
La reacción no se hizo esperar. El presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, condenó enérgicamente las acciones del árbitro y presentó una queja formal ante la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), solicitando una investigación exhaustiva del incidente. Pérez calificó la situación como una “grave amenaza a la integridad del fútbol español” y demandó medidas disciplinarias contra Alberola Rojas y cualquier otra persona involucrada en el escándalo.
Este caso ha puesto en tela de juicio la transparencia y la imparcialidad del arbitraje en LaLiga, generando un debate sobre la necesidad de reformas en los sistemas de supervisión y control. La revelación de un soborno en uno de los partidos más emblemáticos del fútbol español ha dejado una marca indeleble en la historia de la competición y ha abierto un capítulo oscuro que requerirá una profunda reflexión y acción por parte de las autoridades del fútbol español.
Mientras tanto, la comunidad futbolística espera con atención el desarrollo de las investigaciones y las posibles sanciones que se puedan imponer. La integridad del deporte rey está en juego, y este escándalo podría ser el catalizador para cambios significativos en la forma en que se gestionan los partidos y se garantiza la equidad en el fútbol profesional.
