LE VITTIME GAY DIMENTICATE DELL’INFERNO NAZISTA: Gli orribili esperimenti medici e la brutale persecuzione, tortura sistematica degli uomini gay nella Germania nazista

Advertencia de contenido: Este artículo analiza la persecución histórica, incluido el encarcelamiento y los procedimientos médicos forzosos, que pueden resultar angustiosos. Su objetivo es educar sobre las violaciones de derechos humanos y su contexto histórico.Durante el régimen nazi (1933-1945), los hombres homosexuales enfrentaron una severa persecución en virtud del párrafo 175 del código penal alemán, que criminalizaba la homosexualidad masculina desde 1871. A pesar de una creciente comunidad gay en la República de Weimar, los nazis intensificaron la aplicación de la ley

 apuntando a los hombres homosexuales como amenazas a su ideología de pureza “aria” y estructuras familiares tradicionales. Aproximadamente 100.000 hombres fueron arrestados, con más de 53.000 condenas, muchos de ellos enviados a campos de concentración donde soportaron abusos extremos. Este análisis, basado en fuentes como el Museo Conmemorativo del Holocausto de Estados Unidos y relatos de sobrevivientes, examina la campaña nazi contra los hombres homosexuales, sus mecanismos y su impacto, fomentando el debate sobre los derechos humanos y los peligros de la discriminación.

A mediados y finales del siglo XIX, Alemania vio el surgimiento de incipientes comunidades gay, particularmente en las zonas urbanas. La República de Weimar (1918-1933) ofreció una relativa apertura, con defensores como Magnus Hirschfeld haciendo campaña para la derogación del párrafo 175, que prohibía los actos homosexuales masculinos. Los bares y espacios culturales gay florecieron, aunque persistieron los riesgos legales.

El Partido Nazi, que surgió en la década de 1920, se opuso a la despenalización y consideraba que la homosexualidad era una desviación que socavaba sus ideales raciales y familiares. Aun así, dentro del partido existían figuras como Ernst Röhm, líder de las SA y abiertamente “orientado hacia el mismo sexo”, creando contradicciones ideológicas.

El 30 de enero de 1933, Adolf Hitler se convirtió en canciller y los nazis comenzaron a desmantelar las redes homosexuales de Weimar. A finales de 1933, bajo el liderazgo de Heinrich Himmler, Reinhard Heydrich, adjunto de la Policía Política de Baviera, ordenó “listas rosas” para identificar a los homosexuales en las principales ciudades. Estas listas facilitaron redadas en bares gay y arrestos masivos en 1934, dirigidos a hombres no involucrados en política.

La Gestapo, como policía política, detenía a sospechosos sin juicio. Los tribunales introdujeron la castración obligatoria para ciertos delincuentes en 1933, aunque inicialmente requerían el consentimiento. Los hombres condenados en virtud del párrafo 175 podían obtener la libertad anticipada ofreciéndose voluntariamente a la castración, como hizo Friedrich-Paul von Groszheim, arrestado en 1934.

Tres acontecimientos fundamentales intensificaron la campaña:

Purga de Röhm (junio-julio de 1934): El asesinato de Ernst Röhm y de los líderes de las SA durante la Noche de los cuchillos largos fue justificado en parte por la propaganda nazi que citaba la homosexualidad de Röhm, enmarcándola como corrupción moral.

Revisión del párrafo 175 (junio de 1935): La ley se amplió para criminalizar una gama más amplia de actos homosexuales, reduciendo el umbral de evidencia y aumentando las penas.

Oficina Central del Reich (1936): Himmler estableció la Oficina Central del Reich para la Lucha contra la Homosexualidad y el Aborto, centralizando los esfuerzos para suprimir ambos como amenazas al crecimiento demográfico.

En 1935-1936, las redadas policiales en lugares de reunión de homosexuales se intensificaron, impulsadas por denuncias de vecinos, colegas o familiares. El académico Robert Moeller señala el uso del miedo por parte del régimen para aislar a los hombres homosexuales.

Los hombres homosexuales condenados en virtud del párrafo 175 fueron enviados a campos como Dachau, Sachsenhausen y Buchenwald, marcados con triángulos rosas para identificarlos. Aproximadamente entre 5.000 y 15.000 personas fueron encarceladas y enfrentaron un trato brutal. Los relatos de supervivientes, como el de Josef Kohout, arrestado en marzo de 1939 después de que su tarjeta de Navidad para un amante fuera interceptada, describen abusos sádicos por parte de guardias de las SS, incluidas palizas y asesinatos durante los “juegos”.

Desde noviembre de 1942, los comandantes de los campos podían ordenar castraciones forzadas para los prisioneros del triángulo rosa, a menudo sin consentimiento. Kohout, que tenía 24 años en el momento del arresto, soportó esas condiciones. Los académicos estiman 100.000 arrestos bajo el párrafo 175, con más de 53.000 condenas, lo que refleja la escala de la campaña.

Después de la rendición de Alemania en mayo de 1945, muchos sobrevivientes homosexuales enfrentaron un estigma continuo. El párrafo 175 permaneció en vigor en Alemania Occidental hasta 1969, y las condenas no fueron revocadas hasta la década de 1990. Víctimas como Kohout no recibieron reparación hasta que se implementaron reformas tardías, con disculpas formales emitidas por Alemania en 2002.

La persecución diezmó las comunidades homosexuales y borró los logros culturales de Weimar. Los monumentos conmemorativos, como el Monumento a las Víctimas Homosexuales de Berlín, y los testimonios de los supervivientes preservan sus historias.

La persecución nazi de los hombres homosexuales en virtud del párrafo 175 fue un esfuerzo sistemático para borrar a un grupo marginado, que costó miles de vidas y medios de subsistencia. Para los entusiastas de la historia, ésta subraya la fragilidad de los derechos humanos y los peligros de las ideologías discriminatorias. Al estudiar fuentes como el USHMM, honramos a sobrevivientes como Josef Kohout y abogamos por la inclusión, fomentando el diálogo para prevenir tales atrocidades.

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