La indignación creció cuando Lionel Messi fue “detenido” por la policía de EE. UU. Se le diagnosticó…

Miami, Florida — 19 de noviembre de 2025 — Lo que comenzó como un momento privado de angustia familiar se convirtió en una tormenta mundial de furia e incredulidad. Lionel Messi, ocho veces ganador del Balón de Oro y figura del Inter Miami, se vio envuelto en una polémica viral tras ser detenido por agentes de la policía de Miami-Dade a las afueras del Hospital HCA Florida Mercy el martes por la noche. La leyenda del fútbol se dirigía a visitar a su padre, Jorge Messi, quien, según confirmaron los médicos ese mismo día, había sido diagnosticado con cáncer de páncreas; una noticia devastadora que ya ha conmocionado profundamente a la familia Messi.

Videos grabados por personal del hospital, que rápidamente acumularon más de 50 millones de visualizaciones en X y TikTok, muestran a Messi, vestido con una sudadera negra con capucha y una mascarilla quirúrgica, siendo abordado por dos agentes uniformados en la zona de descenso de pacientes de urgencias.

El astro argentino de 38 años, con el rostro marcado por el cansancio y el dolor, gesticula con vehemencia hacia la entrada del hospital mientras sostiene un ramo de lirios blancos, las flores favoritas de Jorge. «¡Mi padre está adentro, muriéndose! ¡Por favor, déjenme ir!», suplica Messi en un inglés con acento, con la voz quebrada cuando un agente le pone una mano en el hombro y lo guía hacia un coche patrulla estacionado a pocos metros. El video se corta a los 45 segundos, pero fuentes confirman que Messi estuvo retenido durante 22 minutos en la parte trasera del vehículo antes de ser liberado sin cargos ni explicación.

El incidente, que se produjo alrededor de las 19:15 horas en medio de una ligera llovizna tropical, se originó por lo que la policía describió posteriormente como una “violación rutinaria del protocolo de seguridad”. El Hospital HCA Florida Mercy, un concurrido centro de 200 camas en el sur de Miami conocido por su ala para pacientes VIP, ha reforzado las medidas de seguridad tras una serie de intrusiones de paparazzi y avistamientos no autorizados de drones durante el último año.

Un portavoz anónimo del hospital declaró a CNN que la llegada no anunciada de Messi —que condujo su Range Rover negra a través de una entrada restringida solo para el personal— activó una alerta automática. “Lamentamos el malentendido”, decía el comunicado. “La privacidad y el bienestar del Sr. Messi son primordiales, especialmente durante este difícil momento”. El Departamento de Policía de Miami-Dade se hizo eco de este sentimiento en un breve comunicado de prensa: “No hubo detención; se trató de una breve verificación de bienestar para garantizar el cumplimiento de las normas de acceso al hospital. El Sr. Messi cooperó y se retiró de inmediato”.

Pero para los aficionados, las celebridades y los defensores de los derechos humanos, la imagen pública fue imperdonable. La indignación estalló en cuestión de minutos, con los hashtags #FreeMessi y #JusticeForMessi convirtiéndose en tendencia mundial. Luis Suárez, compañero de Messi en el Inter Miami, quien acudió rápidamente al lugar tras escuchar el alboroto, criticó duramente a las autoridades en Instagram Live: “¿Esto es Estados Unidos? ¿Detener a un hombre que corre al lado de su padre moribundo? ¡Vergonzoso!”.

El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, se pronunció desde Zúrich, calificándolo de “un abuso de poder desgarrador que mancilla el espíritu de la humanidad”. Incluso figuras políticas se sumaron a las críticas: el senador de Florida, Marco Rubio, tuiteó: “Messi alegra a millones; nuestra policía debería proteger a sus ídolos, no acosarlos. Se necesita una investigación exhaustiva”.

La reacción se intensificó cuando se filtró un fragmento de la cámara corporal de un agente, en el que se veía a un policía bromeando: “¿Creen que firmará la camiseta de mi hijo después de esto?”, un comentario que generó comparaciones con casos de discriminación racial y acusaciones de insensibilidad hacia las celebridades.

En el centro de la tormenta se encuentra Jorge Messi, el obrero siderúrgico de 70 años convertido en agente, cuyo apoyo incondicional forjó el camino de su hijo desde las canchas polvorientas de Rosario hasta la gloria de la Copa del Mundo. Diagnosticado con cáncer de páncreas en etapa IV apenas unas semanas después de una colonoscopia de rutina, la condición de Jorge se deterioró rápidamente, lo que motivó su traslado aéreo desde Argentina a Miami para recibir inmunoterapia experimental en el HCA Mercy.

Los oncólogos, liderados por la Dra. Elena Vásquez, confirmaron el sombrío pronóstico el martes por la mañana: “Metástasis en el hígado y los ganglios linfáticos; estamos luchando con todo lo que tenemos, pero el tiempo corre en nuestra contra”. Lionel, apartado de la preparación del Inter Miami para los playoffs, ha estado presente constantemente, durmiendo en la sala de espera de la UCI y coordinando con la Fundación Leo Messi para acelerar los ensayos clínicos. “Papá me enseñó a luchar”, publicó Messi en Instagram tras el incidente, un raro vistazo a su tormento. “El cáncer no ganará. Ni la crueldad”.

La enfermedad de Jorge toca una fibra sensible en la familia Messi, cuya fundación ha recaudado más de 100 millones de euros para oncología pediátrica desde 2007, vinculando el Hospital Garrahan de Buenos Aires con el Sant Joan de Déu de Barcelona. Irónicamente, el propio Jorge impulsó estos esfuerzos como director, bromeando a menudo: «Si puedo luchar contra los contratos, puedo luchar contra las células». Ahora, mientras se debilita —incapaz de hablar durante días—, la familia se aferra a los recuerdos: el contrato improvisado con el Barcelona, ​​los tratamientos hormonales que salvaron los sueños del joven Leo, el emotivo abrazo en el Mundial de 2022.

La detención ha intensificado las exigencias de reforma. Amnistía Internacional la calificó como «un crudo recordatorio de cómo la fama se entrelaza con la vulnerabilidad», mientras que el comisionado de la MLS, Don Garber, anunció una investigación independiente y prometió «tolerancia cero ante los abusos». Messi, siempre diplomático, ha guardado silencio sobre el asunto policial, centrándose en cambio en su padre. Como rezaba una pancarta de un aficionado frente al hospital: «Leo, eres nuestro héroe; ahora, cura al tuyo».

En una ciudad donde el glamour a menudo eclipsa la tenacidad, este episodio humaniza al mejor de todos los tiempos. La indignación puede desvanecerse, pero la determinación de los Messi perdura. La lucha de Jorge —y la de Lionel— nos recuerda: las verdaderas leyendas no solo luchan en la cancha, sino también en medio de la adversidad y la injusticia.

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