El mundo del deporte, y en particular el del fútbol, se encuentra de luto tras confirmarse una noticia que ha sacudido los corazones de millones de aficionados en todo el planeta. Eduardo Camavinga, centrocampista del Real Madrid y una de las jóvenes promesas más brillantes del fútbol europeo, ha sido oficialmente identificado entre las víctimas fatales del trágico incendio de motor que afectó a un avión Boeing 767 en la tarde del martes.

El siniestro ocurrió durante una operación de despegue desde el Aeropuerto Internacional de Barajas, Madrid. Según los informes preliminares de la Dirección General de Aviación Civil, el avión presentó una falla catastrófica en uno de sus motores, lo que provocó un incendio incontrolable minutos antes de abandonar tierra. Pese a los esfuerzos desesperados de los servicios de emergencia y la tripulación, las llamas se propagaron con rapidez por la parte trasera del fuselaje, dejando muy pocas oportunidades de escape para los pasajeros a bordo.
Camavinga, de tan solo 22 años, viajaba en el vuelo junto a varios acompañantes, presuntamente en una escapada personal antes del inicio oficial de la nueva temporada. Fuentes del club blanco han confirmado su presencia en la lista de pasajeros y, con profundo dolor, han comunicado el fallecimiento del jugador en un emotivo mensaje difundido a través de sus canales oficiales: “El Real Madrid C. F. expresa su más profundo pesar por la pérdida de nuestro querido jugador, Eduardo Camavinga. Nuestra institución, sus compañeros y toda la familia madridista lloramos una pérdida irreparable. Siempre vivirás en nuestros corazones, Eduardo”.
El impacto de la tragedia ha sido inmediato y profundo. Jugadores, entrenadores, clubes y aficionados de todo el mundo han inundado las redes sociales con mensajes de condolencias, recuerdos y homenajes. Kylian Mbappé, compatriota y compañero de selección de Camavinga, escribió en su cuenta de X (antes Twitter): “No tengo palabras. Un hermano, un guerrero, un alma pura. Que descanses en paz, Edu. Te vamos a extrañar todos los días”.
Camavinga, nacido en Angola pero nacionalizado francés, se había convertido en un referente en el centro del campo del Real Madrid desde su llegada al club en 2021. Su energía, madurez táctica y carisma tanto dentro como fuera del campo lo habían consagrado como una figura clave en el proyecto de futuro del club, así como en la selección francesa. Su muerte deja un vacío imposible de llenar, no solo en lo deportivo, sino también en lo humano.
Las autoridades continúan investigando las causas del incidente aéreo. Mientras tanto, se ha decretado duelo oficial en Valdebebas, ciudad deportiva del Real Madrid, donde se han suspendido los entrenamientos y todas las actividades del primer equipo en señal de respeto. Se espera que en los próximos días se realice un homenaje público en el estadio Santiago Bernabéu, donde miles de aficionados ya han comenzado a dejar flores, camisetas y mensajes de despedida en los alrededores.
La pérdida de Eduardo Camavinga no es solo la de un jugador de élite. Es la de un joven con un futuro brillante, un símbolo de esfuerzo y humildad que tocó millones de vidas con su talento y su sonrisa. Hoy, el fútbol llora. Y con razón.