El Atlético de Madrid recuperó la senda de la victoria con un convincente 3-1 ante el Levante UD en el Cívitas Metropolitano, un rival que históricamente complica las noches rojiblancas. El equipo de Diego Pablo Simeone impuso su intensidad desde el pitido inicial, logrando una ventaja temprana que encendió la ilusión de una afición ansiosa por ver consistencia tras un arranque irregular de temporada. Sin embargo, entre la euforia por los tres puntos, el delantero Julián Álvarez señaló con franqueza el talón de Aquiles que más preocupa al vestuario: los balones parados.

El encuentro comenzó con un Atlético arrollador. Apenas transcurridos once minutos, un centro preciso de Marcos Llorente provocó un error defensivo del Levante: José Luis Morales, en su intento por despejar, introdujo el balón en su propia portería. Este gol en contra fue el detonante para un dominio colchonero que, sin embargo, se vio amenazado en el minuto 28. Un saque de esquina mal defendido permitió a Manu Sánchez, exjugador del Atlético, cabecear con comodidad y empatar el partido. El gol visitante expuso una vez más la vulnerabilidad rojiblanca en jugadas a balón parado, un problema recurrente que ha costado puntos valiosos en LaLiga EA Sports.

La segunda mitad trajo la reacción esperada. Simeone ajustó piezas desde el banquillo con las entradas de Rodrigo Riquelme y Samuel Lino, inyectando frescura y verticalidad. Antoine Griezmann, en estado de gracia, apareció en el momento clave: primero con un disparo cruzado al 58′ tras una combinación exquisita con Julián Álvarez, y luego con un remate a bocajarro en el 72′ que sentenció el encuentro. El francés, ovacionado por el Metropolitano, suma ya ocho goles en la temporada y se consolida como el líder ofensivo del proyecto colchonero.

Julián Álvarez, nombrado MVP del partido por su asistencia y constante amenaza, no eludió la autocrítica en zona mixta. “El trabajo para conseguir estos tres puntos era necesario, y lo logramos”, inició el argentino. Pero inmediatamente apuntó al elefante en la habitación: “Lo sabemos todos: los balones parados nos cuestan caro. Cada equipo los prepara a conciencia y una sola acción puede cambiarlo todo, como pasó hoy con su gol”. Su diagnóstico es compartido por el cuerpo técnico, que lleva semanas insistiendo en sesiones específicas para corregir despistes defensivos en córners y faltas laterales.
El atacante de 24 años, fichado del Manchester City por 75 millones de euros, también valoró el impacto de los recambios: “Los que entran desde el banco nos dan ese plus de energía que a veces falta en los minutos finales. Hoy se vio claro”. Sobre la tensión en el tramo final, cuando el Levante apretó en busca del empate, Álvarez fue tajante: “Necesitábamos el tercero para respirar tranquilos y controlar el ritmo. Hasta entonces, cualquier error nos ponía en peligro”.
Esta victoria ante el Levante no solo suma tres puntos vitales en la clasificación —colocando al Atlético en la zona alta de LaLiga—, sino que actúa como refuerzo moral tras tropiezos recientes ante Real Sociedad y Athletic Club. “Arrancamos con la flechita hacia arriba; ahora hay que mantenerla”, declaró Álvarez con ambición. Sin embargo, matizó: “No estamos aún en nuestro mejor nivel. Queda mucho por pulir, pero estos triunfos nos dan confianza para lo que viene”.
Diego Simeone, en rueda de prensa, coincidió con su delantero: “Los balones parados son un aspecto que debemos mejorar urgentemente. No es casualidad que nos marquen así. Trabajamos en ello, pero la concentración debe ser absoluta”. El Cholo destacó la actitud del equipo tras el empate parcial: “Reaccionamos con carácter, que es nuestra seña de identidad. Griezmann está en un momento extraordinario, y Julián entiende cada vez mejor lo que necesitamos”.
Con el parón de selecciones en el horizonte, el Atlético afronta un calendario exigente post-internacional: visitas al Santiago Bernabéu y duelos directos por Europa. La tarea será mantener la dinámica mostrada ante el Levante, donde la efectividad en ataque compensó las lagunas defensivas. Jan Oblak, pese a encajar, realizó paradas clave que evitaron un susto mayor, mientras que Axel Witsel y José María Giménez intentan liderar una zaga que aún busca solidez.
Julián Álvarez emerge no solo como goleador —lleva tres dianas en liga—, sino como voz autorizada en el vestuario. Su adaptación al esquema de Simeone es evidente: presiona alto, combina con Griezmann y genera espacios para los extremos. Fuentes internas revelan que el argentino ha pedido sesiones extras de vídeo para analizar rivales, especialmente en jugadas a balón parado. “Si él lo identifica, todo el equipo debe asumirlo”, aseguran desde el club.
El Levante, por su parte, regresó a Valencia con la cabeza alta pese a la derrota. Felipe Miñambres, su entrenador, lamentó los errores propios: “El gol en contra nos desestabilizó, pero competimos hasta el final. Enfrente teníamos a un Atlético muy fuerte”. Manu Sánchez, autor del empate, dedicó su gol a la afición granota: “Volver al Metropolitano siempre es especial, aunque esta vez no pudimos rascar nada”.
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Mirando al futuro, Simeone cuenta con un grupo cada vez más unido. Conor Gallagher, ausente por sanción, regresará tras el parón para reforzar el mediocampo. Giacomo Raspadori, cedido por el Napoli, espera minutos para demostrar su olfato goleador. Y en enero, el club sigue atento a oportunidades de mercado: una joya del Manchester United suena con fuerza para apuntalar la defensa.
Esta victoria es un paso adelante, pero no oculta las asignaturas pendientes. Los balones parados siguen siendo el gran reto del Atlético de Madrid 2025. Si Julián Álvarez lo dice alto y claro, es hora de que el Metropolitano entero lo escuche. Porque en el fútbol moderno, los detalles marcan la diferencia entre pelear por títulos o conformarse con la mediocridad. Y el Atlético, bajo el mando de Simeone, nunca elige la segunda opción.
Con la afición coreando “¡Uruguayo, uruguayo!” en honor al Cholo y los jugadores saludando bajo la grada, el Cívitas Metropolitano recuperó su magia. Tres puntos, dos goles de Griezmann, una asistencia de Álvarez y una lección colectiva: para volver a la élite, hay que cerrar todas las grietas. El parón llega en el momento ideal para trabajar, corregir y regresar con hambre de más. LaLiga no espera a nadie, y el Atlético de Madrid ya tiene la flechita apuntando al cielo.