Indignación interna en Red Bull Racing después de que Raymond Vermeulen, el mánager de Max Verstappen, tome una decisión impactante sobre la victoria de Verstappen en 2026 – ¡Fuerte advertencia de la FIA!

Indignación interna en Red Bull Racing después de que el mánager de Max Verstappen, Raymond Vermeulen, tomara una decisión impactante sobre la victoria de Verstappen en 2026 – ¡Dura advertencia de la FIA!

En el paddock de la Fórmula 1 abundan los rumores y tensiones, pero pocas veces una sola declaración ha causado tanta conmoción interna como la reciente de Raymond Vermeulen, representante del tricampeón mundial Max Verstappen. Vermeulen, confidente del neerlandés desde sus días en el karting, no dejó títere con cabeza en una entrevista con De Telegraaf en Bakú. Anunció que Verstappen seguirá comprometido con el equipo hasta 2026, pero con una condición tajante: la escudería austríaca debe ofrecer un coche capaz de luchar por el título. “Si Red Bull no cumple, se acabó”, dijo Vermeulen con dureza. “Nos quedamos para 2026, pero después todo dependerá del rendimiento. Max quiere ganar, no sobrevivir.” Esta decisión, casi un ultimátum, provocó una oleada de indignación en Milton Keynes, con voces internas que hablan de “traición” y de “chantaje abierto”.

El momento no podía ser peor. Red Bull Racing ya afronta luchas internas tras la salida de Adrian Newey y los persistentes rumores en torno al jefe de equipo Christian Horner, mientras encara una transición crucial. El equipo desarrolla junto a Ford su propia unidad de potencia para la nueva normativa que entrará en vigor en 2026. Dichas reglas, centradas en combustibles sostenibles y coches más ligeros y ágiles, prometen revolucionar la parrilla. Sin embargo, la afirmación de Vermeulen de que “Red Bull debe demostrar que es el mejor en 2026” se sintió como un ataque personal dentro del equipo. Un empleado anónimo describió el ambiente como “tóxico”: “Trabajamos día y noche en el RB21 y en los futuros motores, y luego ocurre esto. Nos mina la moral y coloca a Max en un pedestal mientras todos sufrimos la presión.” Otros señalan también la brecha con Sergio Pérez, cuyo bajo rendimiento este año agrava las tensiones, y ven en las palabras de Vermeulen una señal a Mercedes, que muestra interés por Verstappen.

La sacudida llegó hasta las más altas esferas. Horner, que recientemente enfrentó un proceso de investigación interna, respondió con diplomacia en la rueda de prensa tras el GP de Azerbaiyán: “Valoramos el compromiso de Max y la franqueza de su mánager. No es un secreto que 2026 será un momento clave para todos.” Pero según fuentes de Sky Sports, tras bambalinas estaba furioso. Horner percibe un riesgo para la estabilidad del equipo, justo cuando Helmut Marko presiona con talentos emergentes como Yuki Tsunoda y Liam Lawson. “Esto genera incertidumbre entre nuestros patrocinadores y socios”, señaló otra fuente cercana al consejo directivo. “Ford invierte millones en nuestra unidad de potencia, y ahora parece que Max podría abandonarnos si no es perfecta.” La indignación también llega al personal técnico, con ingenieros y mecánicos que se sienten “peones en una partida de ajedrez” y rumores de una petición de apoyo adicional para Pérez.

Desde París, la FIA añadió más presión con una advertencia contundente. Nikolas Tombazis, director de monoplazas y responsable de la normativa de 2026, advirtió en una entrevista con GPBlog sobre una posible “etapa de sufrimiento eterno” si debutantes como Red Bull Powertrains y Audi no gestionan bien la transición. “Las nuevas unidades de potencia son más complejas que nunca, con un 50% de propulsión eléctrica y combustibles sostenibles. Los equipos que busquen atajos o asuman riesgos excesivos se arriesgan a un desastre”, dijo Tombazis. Se refirió directamente a Red Bull, debutante como fabricante de motores y ya criticado por su presupuesto de desarrollo. La FIA recalcó que la normativa será aplicada con rigor, con sanciones y descalificaciones sobre la mesa. “Esto no es una advertencia, es una orden”, enfatizó. Para Red Bull, que en 2025 ya sufre problemas de fiabilidad, supone una carga adicional.

Verstappen, mientras tanto, se mantuvo discreto durante el GP de Bakú, donde acabó segundo tras Lando Norris. En declaraciones breves a la prensa neerlandesa tras la carrera, solo sonrió: “Raymond dice lo que piensa. Yo corro para ganar, eso todos lo saben.” Su futuro depende claramente de 2026, un año que promete revolucionar la F1. Con Mercedes apostando por George Russell y Kimi Antonelli, y Ferrari incorporando a Lewis Hamilton, la presión es máxima. La decisión de Vermeulen —o ultimátum, según se mire— obliga a Red Bull a rendir bajo fuego. La gran incógnita es si el equipo responderá al desafío o si esto desembocará en una ruptura que podría cambiar la Fórmula 1 para siempre.

La agitación interna en Red Bull no es un simple tropiezo: es una grieta en los cimientos de su dinastía. Con la advertencia de la FIA como nube oscura sobre ellos, el equipo no solo debe asumir las exigencias de Vermeulen, sino también demostrar que está preparado para la revolución. Para Verstappen, el indiscutible rey de la F1, 2026 será decisivo: todo o nada. Y si Red Bull fracasa, Mercedes ya espera para arrebatar la corona. La tensión crece y los aficionados cuentan los días para el próximo capítulo de este drama.

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