En un giro absolutamente inesperado que ha paralizado las redes sociales y los medios de todo el planeta, el hombre más rico de Asia, Mukesh Ambani, ha irrumpido en la vida de Shakira con una declaración de amor platónico y una oferta económica que parece sacada de un cuento de hadas millonario. “Ella es mi musa, es todos los años de mi juventud”, confesó el magnate indio de 67 años ante cientos de periodistas congregados en Mumbai, visiblemente emocionado y con la voz entrecortada.

Ambani, presidente de Reliance Industries y con una fortuna personal que supera los 120.000 millones de dólares según la última lista Forbes, no se limitó a palabras bonitas. En un gesto sin precedentes en la historia del entretenimiento, se ofreció a financiar íntegramente todas las giras mundiales futuras de la colombiana, sin límite de presupuesto ni de duración, y anunció una inversión inicial de 1.000 millones de dólares para crear lo que describió como “el mayor imperio creativo jamás construido para un solo artista”.

El proyecto, bautizado provisionalmente como “Shakira World”, incluiría estudios de grabación de última generación en Mumbai, Los Ángeles, Barcelona y Barranquilla; una red propia de dispositivos musicales inteligentes diseñados exclusivamente para su voz; escenarios móviles con tecnología holográfica nunca vista; y, sobre todo, un fondo soberano que garantizaría a la artista total independencia económica y artística durante el resto de su vida y la de sus hijos. “Ella nunca más tendrá que negociar con ninguna discográfica, ningún promotor ni ningún algoritmo. Shakira decidirá todo: cuándo canta, dónde canta, cuánto cobra y a quién beneficia”, explicó Ambani mientras proyectaba renders de un complejo futurista que parecía una mezcla entre el Burj Khalifa y el Camp Nou.

La propuesta se produjo durante una cena privada organizada en la residencia Antilia, el rascacielos privado más caro del mundo, a la que Shakira había sido invitada para un supuesto evento benéfico. Según fuentes presentes, cuando Ambani terminó de exponer su plan, la sala quedó en absoluto silencio. La cantante, vestida con un sencillo vestido blanco, se llevó las manos a la cara y rompió a llorar. “Nunca nadie me había hablado así… ni me había ofrecido algo tan grande sin pedir nada a cambio”, logró articular entre lágrimas.
Pero lo que ocurrió a continuación dejó al propio Ambani sin palabras.
Shakira se levantó, se acercó al magnate, le tomó las manos y, con la voz temblorosa pero firme, respondió: “Mukesh, lo que me ofreces es más grande que cualquier sueño que haya tenido. Pero yo no puedo aceptarlo así. Si vamos a hacer esto, lo haremos juntos, pero no solo para mí. Quiero que la mitad de esa inversión se destine a construir escuelas de música gratuitas en Colombia, India, Líbano y en todos los países donde hay niños que sueñan como soñé yo. Y quiero que el otro 50 % sirva para crear un fondo de emergencia para artistas mujeres que estén pasando por lo que yo pasé: separaciones dolorosas, juicios mediáticos, problemas fiscales… Nadie debería tener que elegir entre su arte y su dignidad”.
El silencio volvió a apoderarse de la sala, pero esta vez fue Ambani quien tuvo que secarse los ojos. “Acepto. Y duplico la inversión”, respondió el magnate sin dudarlo, provocando que los invitados estallaran en aplausos y vítores. En cuestión de minutos, el vídeo grabado con móviles por los presentes se volvió viral: Shakira y Mukesh Ambani abrazándose mientras ella repetía “esto no es por dinero, esto es por la música y por los niños”.
Horas después, la propia Shakira publicó en su Instagram una foto en blanco y negro de ambos tomados de la mano con el siguiente mensaje: “Hoy alguien me recordó que los sueños más grandes no son los que uno cumple solo. Gracias Mukesh por creer en mí más de lo que yo misma me he creído en algunos momentos. Esto no es un contrato, es un pacto de alma. Pronto les contaremos todo. Y sí… va a ser el proyecto más loco y hermoso que jamás hayan visto. #ShakiraWorldNoEsSoloMío”.
La noticia ha desatado una locura global. Las acciones de Reliance Industries subieron un 4 % en la bolsa de Mumbai en las primeras horas tras el anuncio. Productores, managers y artistas de todo el mundo han inundado las redes con mensajes de admiración y, en muchos casos, envidia sana. “Esto es lo que pasa cuando dos personas deciden usar su poder para sanar en vez de para dominar”, escribió Alejandro Sanz. “Acaba de nacer algo que va a cambiar la industria para siempre”, tuiteó J Balvin.
Mientras tanto, en Barranquilla ya se habla de convertir el terreno donde Shakira dio sus primeros pasos en la primera sede del futuro campus educativo. Y en Mumbai, los arquitectos más prestigiosos del mundo han recibido la llamada: tienen carta blanca para diseñar “el lugar donde la voz de una mujer latina será libre para siempre”.
Por primera vez en mucho tiempo, Shakira no llora de dolor ni de rabia. Llora de emoción pura. Y el mundo entero llora con ella, pero esta vez de felicidad.