DE CHICO BONITO A EJECUTOR: El inquietante legado de 400 muertes del verdugo más encantador de Gran Bretaña

En la historia moderna, pocos nombres son tan inquietantes y controvertidos comoAlbert Pierrepoint. Desde la década de 1940 hasta la de 1950, este hombre construyó su carrera ejecutando a cientos de personas, desde infames asesinos en serie hasta criminales de guerra nazis. Con un total estimado de hasta 550 ejecuciones, Pierrepoint no fue sólo un verdugo sino una parte integral de la historia judicial británica. Su vida fue una historia compleja, entretejida con un frío profesionalismo y un profundo cambio en sus puntos de vista sobre la pena capital.

Albert Pierrepoint

1. El camino para convertirse en un verdugo profesional

Nacido en Yorkshire en 1905, el destino de Albert Pierrepoint parecía predeterminado. Con sólo 11 años, escribió en un ensayo: “Cuando deje la escuela me gustaría ser el Verdugo Oficial”. Este sueño morboso no fue un accidente; era una tradición familiar. Su padre y su tío fueron verdugos y, tras la muerte de su padre, Pierrepoint heredó sus detalladas notas y diarios sobre el arte de la horca.

Después de numerosos intentos, finalmente fue aceptado como asistente de verdugo en 1932. Sin embargo, no fue hasta 1941 que realizó su primera ejecución. Todo cambió drásticamente después de la Segunda Guerra Mundial, cuando su carga de trabajo aumentó enormemente.

2. El pináculo de su carrera: la ejecución de criminales de guerra nazis

Albert Pierrepoint, a la derecha, con su tío Thomas en una fotografía de 1947, cuando el joven era el verdugo oficial de Gran Bretaña.

De 1945 a 1949, Albert Pierrepoint se convirtió en un nombre reconocido, ejecutando aproximadamente a 200 criminales de guerra, muchos de los cuales eran famosos oficiales y guardias nazis. Viajó a Alemania y Austria más de 20 veces para ejecutar sentencias contra las personas más brutales, comoJosef Kramer, “La Bestia de Belsen” y comandante de Auschwitz, yIrma Grese, “La hiena de Auschwitz”. En una ocasión incluso ejecutó a 13 personas en un solo día.

Después de ahorcar a tantos enemigos de Gran Bretaña, Pierrepoint se convirtió en una especie de “héroe de guerra” no oficial. Ganó suficiente dinero para comprar un pub llamado The Poor Struggler, que se hizo famoso y la gente acudía en masa para que el verdugo nazi de Gran Bretaña le sirviera una pinta.

Irma Grese

3. Un cambio de perspectiva

La vida de Pierrepoint dio un giro oscuro en 1950. Uno de los clientes habituales de su pub, James Corbitt, fue condenado a muerte por asesinar a su novia. Fue Pierrepoint quien realizó la ejecución. Más tarde admitió que ésta fue la única vez que se arrepintió de su trabajo.

A pesar de esto, continuó su trabajo durante cinco años más, ejecutando a otros criminales de alto perfil como el asesino en serie John Christie y Timothy Evans (quien fue ahorcado injustamente por uno de los crímenes de Christie). Su última ejecución fue deRuth Ellis, una mujer que le disparó a su novio abusivo. Su sentencia de muerte fue muy controvertida entre el público británico y comenzó a cambiar la opinión del gobierno sobre la pena capital.

Después de una disputa sobre el pago en 1956, Albert Pierrepoint dimitió, poniendo fin a su carrera de 24 años.

4. Legacy y su inquietante arte

Albert registró meticulosamente los nombres, pesos e incluso tamaños de cuello de los prisioneros condenados.

La fama de Albert Pierrepoint provino de su enfoque tranquilo, rápido y eficiente en su trabajo. Era un maestro en su oficio y calculaba meticulosamente la longitud de la cuerda para asegurar una muerte rápida y “humana” rompiéndole el cuello.

Una vez describió su proceso en detalle: “Habiendo tenido una idea de su físico, podemos hacer los preparativos adecuados para su ejecución. La cámara de ejecución suele estar al lado de la puerta de la celda del condenado… Cuando llega el momento de la ejecución, hacemos una comprobación final del equipo… Le abrocho los brazos detrás de la espalda con una correa de cuero… Mientras mi asistente le ata las piernas, le pongo una gorra blanca en la cabeza y le coloco una soga alrededor del cuello. El nudo es el secreto… Tan pronto como veo Todo está listo, tiro de la palanca y el prisionero cae por ella y todo termina en un instante”.

Pierrepoint enfatizó la necesidad de neutralidad y desapego emocional. “No debes involucrarte en cualquier delito que hayan cometido”, dijo. “La persona tiene que morir. Hay que tratarla con el mayor respeto y dignidad posible”.

5. Opiniones sobre la pena capital

Tras su jubilación, Pierrepoint se pronunció contra la pena capital. En sus memorias de 1974, escribió que no era un elemento disuasivo eficaz. “He llegado a la conclusión de que las ejecuciones no solucionan nada y son sólo una reliquia anticuada de un deseo primitivo de venganza”, afirmó.

Sin embargo, apenas dos años después, en una entrevista de radio de la BBC, pareció cambiar de opinión y sugirió que la delincuencia en Gran Bretaña había aumentado desde la abolición de la pena capital y que tal vez fuera necesario restablecerla.

Albert Pierrepoint murió en 1992 a la edad de 87 años. Su vida sigue siendo un complejo recordatorio de la naturaleza de la justicia y el castigo. Desde un hombre que ejecutó perfectamente sus deberes hasta uno que tenía dudas sobre su efectividad, su historia revela los conflictos internos de un hombre que se pasó la vida acabando con la de los demás. Fue uno de los últimos y más famosos verdugos de Gran Bretaña, y su legado continúa planteando preguntas difíciles sobre ética y derechos humanos hasta el día de hoy.

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