Un clip filtrado de apenas 30 segundos ha encendido las redes sociales y los foros especializados en fenómenos aéreos no identificados. En las imágenes, capturadas supuestamente mediante Google Earth, dos aviones militares giran en círculos cerrados alrededor de un objeto discoidal que flota inmóvil sobre la vasta extensión helada de la Antártida. La grabación, que circula desde hace 48 horas en plataformas como TikTok y Telegram, acumula millones de reproducciones y ha generado un debate que trasciende lo meramente viral.
El material fue descubierto por el investigador independiente Javier Morales, un ingeniero aeroespacial retirado de la Fuerza Aérea Española que dedica sus días a explorar coordenadas olvidadas en mapas satelitales. Morales asegura que la secuencia no es un montaje. “He pasado años revisando capas históricas de Google Earth y esta es la primera vez que encuentro algo que no encaja con ninguna aeronave conocida”, declara en un audio enviado a este medio. “Los aviones parecen F-22 Raptor por su silueta, pero el disco central no refleja luz como metal convencional. Es opaco, casi absorbente, y mantiene la altitud sin propulsión visible”.

La coordenada exacta, 74°38’S 164°35’E, corresponde a una zona remota del glaciar Ross, lejos de cualquier base científica permanente. Según Morales, la imagen original data de 2018, pero fue eliminada de la vista pública en menos de 24 horas. Solo quedó registrada en capturas de pantalla que él mismo guardó. “Google no comenta estas remociones, pero el patrón es recurrente cuando aparecen anomalías”, añade.
El segundo testimonio proviene de la capitana retirada Laura Vega, ex piloto de la Armada Chilena con más de tres mil horas de vuelo en la región antártica. Vega reconoce los movimientos de los aviones. “Esa maniobra se llama ‘persecución en carrusel’ y solo se ejecuta cuando el objetivo representa una amenaza o un interés extremo”, explica. “En 2009 participé en un ejercicio similar cerca de la base Frei, pero nunca vimos nada parecido. El disco no emite estela térmica ni sonora. Es como si desafiara las leyes que conocemos”.
Expertos en imagenología forense consultados por este medio coinciden en que el video no muestra signos evidentes de manipulación digital. El doctor Miguel Torres, profesor de procesamiento de señales en la Universidad Politécnica de Madrid, analizó el archivo frame por frame. “La distorsión por compresión es consistente con una captura de pantalla real. No hay artefactos de renderizado 3D ni superposiciones de capas”, afirma. Sin embargo, Torres advierte que la ausencia de metadatos originales impide una verificación absoluta.
La Antártida ha sido escenario de avistamientos similares desde la Operación Highjump de 1947, cuando el almirante Richard Byrd comandó una flota que, según documentos desclasificados, enfrentó “aeronaves enemigas” de origen desconocido. Más recientemente, en 2016, el astronauta británico Tim Peake fotografió desde la Estación Espacial Internacional un resplandor anómalo sobre el continente blanco que la NASA catalogó como “posible reflejo”. Ninguna explicación oficial ha convencido a la comunidad ufológica.

El clip de 30 segundos no ofrece audio, pero la sincronía entre los giros de los aviones y la inmovilidad del disco genera una tensión visual que mantiene al espectador pegado a la pantalla. En las últimas horas, usuarios de Reddit han superpuesto la secuencia con mapas de radar militar chileno de la misma fecha, revelando breves interrupciones en la cobertura que coinciden con la ubicación exacta. “Es como si alguien hubiera apagado el radar para evitar registros”, comenta un analista anónimo bajo el seudónimo IceWatcher.
Organizaciones como el Mutual UFO Network (MUFON) ya han abierto un expediente. Su director para Europa, Roberto Pinotti, considera que el material merece investigación oficial. “No afirmamos que sea extraterrestre, pero sí que merece una respuesta más allá del silencio institucional”, declara. Pinotti recuerda que en 2021 el Pentágono admitió la existencia de 144 casos sin explicación, varios de ellos en latitudes australes.
Mientras tanto, Google mantiene su política de no comentar ediciones en sus imágenes satelitales. Un portavoz consultado por este medio se limitó a decir que “las actualizaciones responden a criterios de privacidad y seguridad”. La frase, repetida en casos anteriores, no aclara por qué un desierto de hielo necesitaría protección.
La viralidad del clip ha impulsado búsquedas relacionadas con “Antártida OVNI” a niveles récord. En España, el término escaló al top 10 de tendencias en menos de 12 horas. Influencers como el divulgador científico José Luis Crespo han compartido el video con la advertencia de que “la curiosidad debe ir acompañada de rigor”. Crespo invita a sus seguidores a revisar las capas históricas de Google Earth antes de que desaparezcan.
Javier Morales, por su parte, anuncia que publicará en los próximos días un informe técnico con coordenadas alternativas donde ha detectado formaciones similares. “No busco fama, solo que alguien con autoridad investigue antes de que borren todo”, concluye. Laura Vega, desde su retiro en Valparaíso, guarda silencio sobre si volvería a volar hacia el sur, pero su mirada en la entrevista grabada deja entrever que la Antártida aún guarda secretos que ni los pilotos más experimentados están listos para aceptar.
El clip de 30 segundos sigue circulando, replicándose en historias de Instagram y grupos de WhatsApp. Cada reproducción alimenta la misma pregunta que late bajo el hielo: ¿qué vigilan realmente esos aviones en el lugar más inhóspito del planeta? La respuesta, por ahora, permanece suspendida en el aire antártico, tan inmóvil como el disco que desafía la gravedad.