Cathy Engelbert (Presidenta de la WNBA) odia a Clark y dijo: “Ella debería estar agradecida con la WNBA, porque sin esta plataforma no ganaría nada fuera de la cancha”. Los rumores se extendieron rápidamente, acusando a Engelbert de “odiar a Clark” y de no protegerla de las faltas violentas durante la temporada 2025. Diez minutos después, Caitlin Clark respondió con una imagen como prueba y un mensaje de solo cinco palabras que dejó a Cathy Engelbert sin palabras.
Lo que comenzó como un simple rumor en redes sociales se convirtió en una tormenta mediática que sacudió por completo al mundo del baloncesto femenino. En cuestión de horas, miles de usuarios en X, Instagram y TikTok compartieron supuestas declaraciones atribuidas a Cathy Engelbert, en las que presuntamente desmerecía los logros de Caitlin Clark, la estrella más joven y prometedora de la WNBA.

La frase, presentada como un ataque directo, fue suficiente para que los fanáticos de Clark se indignaran y exigieran una respuesta oficial. Según la supuesta cita, Engelbert habría dicho que la jugadora debía estar agradecida por el apoyo de la liga, insinuando que sin la WNBA no tendría éxito ni oportunidades fuera de la cancha. El tono de la frase provocó acusaciones de desprecio, favoritismo y celos institucionales.
Las redes sociales no tardaron en explotar. Cientos de publicaciones con el hashtag #EngelbertOut comenzaron a circular, acompañadas de mensajes de decepción y críticas hacia la directiva de la liga. Muchos afirmaban que estas palabras reflejaban un problema más profundo dentro de la WNBA: la falta de reconocimiento hacia el talento emergente y, en particular, hacia Caitlin Clark, quien ha sido el rostro más visible de la nueva generación de jugadoras.
Durante las primeras horas, ni la liga ni Engelbert ofrecieron un comentario oficial, lo que solo incrementó las sospechas. En paralelo, algunos medios deportivos comenzaron a citar la frase como si se tratara de una declaración confirmada, mientras otros advertían que no existían pruebas verificables de que Engelbert realmente la hubiera pronunciado. La confusión se expandía a gran velocidad, alimentada por la viralidad y el morbo de las redes sociales.
Mientras tanto, Caitlin Clark permanecía en silencio. Sus seguidores interpretaron esa calma como una señal de incomodidad o tristeza ante lo ocurrido. Algunos incluso especularon que su equipo de relaciones públicas le había recomendado no pronunciarse hasta que la WNBA emitiera una aclaración. Sin embargo, la realidad era distinta. Clark estaba preparando una respuesta contundente, breve y perfectamente medida.
Exactamente diez minutos después de que el rumor alcanzara su punto máximo de viralidad, Clark rompió el silencio en su cuenta oficial. Publicó una sola imagen en la que aparecía sonriente junto a Cathy Engelbert en un evento benéfico realizado semanas antes. La fotografía mostraba a ambas mujeres riendo y conversando en un ambiente cordial, lo que contrastaba con la narrativa de odio que se había difundido en línea.
Junto a la imagen, Caitlin Clark escribió un mensaje compuesto por cinco palabras que cambiaron el tono de la conversación: “Todo esto es falso, redes”. En cuestión de minutos, su publicación acumuló miles de “me gusta” y comentarios, convirtiéndose en el post más compartido del día en el mundo deportivo. Lo que parecía un conflicto real se reveló como un malentendido amplificado por la desinformación digital.
La frase de Clark no solo desmintió la polémica, sino que también puso en evidencia la facilidad con la que las redes sociales pueden manipular la percepción pública. Su respuesta fue vista como una lección de madurez y liderazgo, mostrando que, a pesar de su juventud, Caitlin sabe manejar las crisis con serenidad y estrategia. La claridad de su mensaje desarmó cualquier especulación adicional y devolvió la calma tanto a los fanáticos como a la liga.
Tras la publicación, varios periodistas deportivos reconocieron haber caído en el error de difundir la cita falsa sin verificar su origen. Los portales más influyentes del baloncesto femenino comenzaron a rectificar sus notas, y algunos pidieron disculpas públicas por haber contribuido a la confusión. La WNBA, por su parte, publicó un breve comunicado agradeciendo a los fanáticos por su apoyo y reafirmando su compromiso con la transparencia y el respeto hacia todas las jugadoras.
Cathy Engelbert también decidió pronunciarse, aunque lo hizo de manera discreta. En un mensaje difundido por la cuenta oficial de la liga, señaló que siempre ha admirado el talento y la ética de trabajo de Caitlin Clark, y que lamentaba que una frase inventada hubiera causado tanto daño. Su tono fue conciliador y profesional, evitando cualquier confrontación directa. Con ese gesto, buscó poner fin a una controversia que nunca debió existir.
El episodio dejó una enseñanza importante sobre los peligros de la desinformación. En la era digital, una frase sin fuente comprobable puede transformarse en una “verdad” aceptada por millones de personas en cuestión de minutos. La historia de Engelbert y Clark demostró que incluso las figuras más públicas pueden ser víctimas de rumores fabricados, y que el silencio o la tardanza en responder puede ser interpretado erróneamente como culpabilidad.
La reacción de Caitlin Clark fue el punto de inflexión. Su frase “todo esto es falso” se convirtió en un lema contra las fake news en el deporte, y su actitud calmada reforzó su imagen como una atleta ejemplar dentro y fuera de la cancha. Muchos analistas destacaron cómo supo convertir una situación negativa en una oportunidad para fortalecer su marca personal y su reputación profesional.
A medida que la situación se fue aclarando, la conversación en redes sociales cambió de tono. Los mismos usuarios que horas antes atacaban a Engelbert comenzaron a reconocer la necesidad de verificar las fuentes antes de compartir información. Algunos incluso aplaudieron la manera en que ambas mujeres manejaron la crisis, transformando un escándalo viral en un ejemplo de comunicación efectiva y madurez institucional.
Con el paso de los días, la polémica se fue diluyendo, pero la reflexión permaneció. Caitlin Clark y Cathy Engelbert aparecieron nuevamente juntas en un evento oficial de la WNBA, donde se abrazaron frente a las cámaras, cerrando definitivamente el capítulo. Esa imagen, ampliamente difundida, simbolizó la reconciliación y la importancia de no dejarse arrastrar por rumores infundados.
Hoy, este episodio es recordado no como una disputa real, sino como una advertencia sobre el poder y el peligro de las redes sociales. Caitlin Clark no solo defendió su integridad, sino que también ofreció un recordatorio valioso: no todo lo que se publica en internet es verdad. Su frase resonó en toda la comunidad deportiva y marcó un nuevo precedente sobre cómo enfrentar la desinformación con elegancia, inteligencia y verdad.