LA TRISTE HISTORIA DEL DESTINO DEL REY MÁS VALIENTE DE EUROPA: El impactante misterio de hace 300 años sobre la muerte del rey Carlos XII de Suecia

En 1718, el campo de batalla de Fredriksten Fortress en Noruega se convirtió en el escenario de uno de los misterios más duraderos de la historia: la muerte del rey sueco Charles XII, un guerrero cuya implacable ambición reestructuró la gran guerra del norte de Europa. Golpeado por un proyectil a través de su cráneo mientras inspeccionaba sus tropas, Charles cayó al instante, su muerte tan audaz y dramática como su vida. ¿Fue una bala callejera del enemigo noruego, o un traidor dentro de sus propios filas aprovechó el momento? Más de 300 años después, la pregunta persiste, alimentada por cuentas testigos testigos y testigos, una extraña trayectoria de la herida y una autopsia escalofriante de 1917 que ofreció más preguntas que respuestas. Con los detectives de Tiktok e historiadores aún zumbando, esta historia de la desaparición de un rey nos cautiva con su combinación de guerra, traición e intriga forense.

1. El puesto final del guerrero: el asedio de Fredriksten, 1718

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Charles XII, llamado “El león del norte”, era una figura más grande que la vida cuyo genio militar y la audacia definieron el papel de Suecia en la Gran Guerra del Norte (1700-1721). Para 1718, a los 36 años, había dirigido campañas atrevidas contra Dinamarca, Polonia y Rusia, ganando una reputación de valentía, a menudo uniéndose a las batallas de primera línea con su uniforme azul y amarillo. El asedio de Fredriksten, una fortaleza noruego en poder de Dinamarca-Norway, fue su última apuesta para reclamar territorios perdidos. El 30 de noviembre de 1718, al amparo de Night, Charles subió a las murallas para inspeccionar las trincheras de sus tropas. Alrededor de las 9 p.m., un proyectil, probablemente una bola de mosquete o una uva, golpeó el lado izquierdo de su cráneo, saliendo por la derecha. Murió instantáneamente, su cuerpo cayó en el barro, terminando un reinado de 21 años.

La escena era caótica: los soldados suecos, aturdidos, llevaban el cuerpo de su rey de regreso al campamento, mientras que el asedio vacilaba (Fredriksten se retuvo hasta la retirada de Suecia). La falta de testigos claros, nadie vio definitivamente el origen del disparo, estableció una especulación inmediata. La entrada y salida limpia de la herida, observada en los relatos contemporáneos por Aide-de-Camp André Sicre, sugirió un proyectil de alta velocidad, pero su ángulo (casi horizontal, de izquierda a derecha) perplejos de los observadores. Las líneas enemigas estaban a 200–300 metros de distancia, una posibilidad remota para los mosquetes de la época (preciso a ~ 50 metros), pero un francotirador o una bala callejera no era imposible. En cuestión de horas, los susurros de traición se extendieron entre las tropas, ya que las agresivas guerras de Charles habían criado enemigos incluso en su círculo íntimo. Una carta de 1718 del general Carl Gustaf Dücker, descubierta en Riksarkivet de Estocolmo, insinuó “manos desleales” entre los oficiales, pero ninguna evidencia fijó a un culpable. El misterio nació, y Suecia lloró a un rey cuya muerte reflejó su vida: repentina, violenta e inolvidable.

2. Teorías de la desaparición del rey: ¿accidentes o asesinatos?

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El debate sobre la muerte de Charles XII se divide en dos campos: un trágico accidente por fuego enemigo o un asesinato calculado por su propio lado. La teoría de la bala callejera depende del contexto del asedio: los defensores de Fredriksten dispararon voleyas de mosquetes y cañones, incluidos los disparos de uva (pequeñas bolas de hierro). Un informe de 1718 del capitán noruego Peter Tordenskjold, más tarde publicado enRevista histórica noruega, reclamó un disparo afortunado de un artillero de la fortaleza, aunque no se identificó ningún tirador específico. Los mosquetes de la época tenían un rango limitado, pero un tirador danés con un barril fusilado (raro pero posible) podría haber alcanzado 200 metros. La trayectoria de la herida respalda esto: un disparo desde un punto de vista más alto (muros de la fortaleza) podría explicar el camino casi horizontal. Sin embargo, la distancia y la oscuridad generan dudas, solo el 2% de los disparos en las batallas del siglo XVIII dieron su huella, según el historiador militar Lars Ericson Wolke.

La teoría del asesinato, sin embargo, tiene raíces más profundas. Las implacables campañas de Charles drenaron el tesoro y la mano de obra de Suecia, en 1718, la población de la nación había caído un 10% de las pérdidas de guerra, porRevista escandinava de historia. Nobles y oficiales, frustrados por las guerras interminables y la negativa de Charles a negociar la paz (especialmente con el Peter the Great de Rusia), tenían motivo. Su primo, Frederick I, que ascendió al trono después de la muerte, enfrentó sospecha; Un folleto anónimo de 1719 en Estocolmo lo acusó de orquestar un complot para poner fin a la guerra y tomar el poder. El ángulo de la herida alimenta esto: un disparo desde corta distancia (dentro de 50 metros) por un soldado sueco en las trincheras se alinea mejor con el camino horizontal que un disparo enemigo lejano. Una cuenta de 1746 de Voltaire, basada en exiliados suecos, afirmó que un conspirador usó un mosquete precargado, pero no surgieron nombres. X Posts Hele esta intriga: “Charles era demasiado terco, ¡si sus propios hombres lo sacaron!” Sin embargo, no existe ninguna pistola de fumar (juego de palabras), solo sugerencias circunstanciales como el descontento de los oficiales y la rápida coronación de Frederick.

3. La autopsia de 1917: una mirada inquietante al final de un rey

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En 1917, casi dos siglos después, las autoridades suecas exhumaron los restos preservados de Charles XII para resolver el debate. Realizado en la Iglesia Riddarholm, la autopsia se centró en su cráneo, preservado en un ataúd forrado de plomo. Los patólogos, liderados por el Dr. Carl Klingberg, documentaron una herida de entrada de 20 mm en el templo izquierdo y una salida ligeramente más grande a la derecha, consistente con una bola de mosquete o un tiro de uva (2–3 cm de diámetro, por porJournal of Forensic Sciences). Fotografías, publicadas en un 1918Svenska dagbladetEl artículo, reveló una herida limpia y circular, sin fracturación típica de los impactos de baja velocidad, suministrando un proyectil de alta velocidad. La trayectoria era casi recta, lo que implica un disparo de alcance a corto o una de larga distancia improbablemente precisa.

Los hallazgos reavivaron el debate. Las heridas limpias descartaron la metralla (que destrozaría el tejido) y soportaron la bala de un francotirador o un tiro de asesino. Sin embargo, el cráneo no ofreció nuevas pistas sobre la identidad del tirador: sin residuos o fragmentos integrados. Las pruebas químicas para el plomo (comunes en 1718 municiones) no fueron concluyentes debido a la contaminación del ataúd. La autopsia, destinada a cerrar el caso, amplificó la especulación. Un 1920Revista históricaEl artículo señaló: “La muerte del rey permanece tan oscura como la noche en que ocurrió”. Los reanálisis forense modernos (por ejemplo, un estudio de la Universidad Uppsala 2002) se inclinan hacia el asesinato debido a la precisión de la herida, pero la falta de fragmentos de bala lo deja sin resolver. X Usuarios Buzz: “Esas fotos de 1917 son espeluznantes, ¡definitivamente un encubrimiento!”

4. Por qué el misterio perdura: impacto cultural e histórico

La muerte de Charles XII no es solo un caso frío, es una piedra de toque cultural. En Suecia, es una figura polarizante: un héroe para los nacionalistas por su desafío (ganó en Narva en 1700 contra 4: 1 probabilidades) y un belicón imprudente de los críticos, que lo culpan por el declive de Suecia (perdiendo 1/3 de su territorio por 1721). Su historia en forma de muerte: la Gran Guerra del Norte terminó con la derrota de Suecia en el Tratado de Nystad de 1721, cediendo el dominio báltico a Rusia. El misterio alimenta la literatura, de 1731 de VoltaireHistoria de Charles XIIa novelas modernas como el 2005 de Ernst BrunnerCharles King.

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La falta de cierre impulsa la fascinación. A diferencia de otros asesinatos reales (por ejemplo, Gustav III en 1792, con claros culpables), el caso de Charles carece de testigos, evidencia física o confesiones. El campo de batalla de 1718 era demasiado caótico para cuentas confiables, y los documentos sobrevivientes (por ejemplo, las cartas de Dücker) son vagos. Las teorías de conspiración prosperan en este vacío, algunas incluso reclaman una “trama masónica” vinculada a las potencias europeas que temen las ambiciones de Charles, aunque ninguna evidencia respalda esto. Las redes sociales lo mantienen vivo: un video de 2023 Tiktok con 1.2m vistas recreó el asedio, lo que provocó 5,000 comentarios que debaten “Bullet vs. Betrayal”. Las fotos de la autopsia de 1917, ampliamente compartidas en X, agregan un Allure macabre. Como señala el historiador Peter Englund, “la muerte de Charles es el momento JFK de Suecia, todos tienen una teoría, nadie tiene pruebas”.

La muerte de Charles XII en Fredriksten en 1718 sigue siendo un acertijo envuelto en pólvora y sombra. ¿Fue un tiro de casualidad de una fortaleza noruega o una trama de sangre fría de sus propios hombres? La autopsia de 1917, con sus escalofriantes fotos de cráneo, profundizó el enigma, demostrando que solo un solo proyectil puso fin al reinado de un rey pero no quién lo despidió. Desde el siglo XVIII devorado de Suecia hasta los debates X de hoy, este misterio perdura, combinando rompecabezas forenses con historias de lealtad y traición. ¿Cuál es tu opinión: la suerte o el trabajo interno? ¡Deje sus pensamientos a continuación y mantengamos vivo este caso de 300 años!

 

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