“Tengo 3 anillos gracias a Michael, y otros 3 gracias a que… ¡LeBron perdió contra mí!”
Kerr lanzó un juego de palabras afiladísimo que dejó a toda la NBA en shock: elogió a Jordan, evitó tomar partido y, de paso, le tiró una pulla bastante dura a LeBron.
Pero lo más sorprendente fue que LeBron respondió de inmediato con un contra-trolleo que dejó al entrenador de los Warriors… completamente mudo por unos segundos.
La NBA nunca duerme cuando se trata del debate GOAT. Michael Jordan y LeBron James llevan años polarizando a los aficionados. Cada estadística, cada anillo, cada clutch se analiza al milímetro. En medio de ese fuego cruzado, Steve Kerr, campeón como jugador y entrenador, decidió entrar al ruedo con una frase que parecía diplomática… pero escondía una daga.
El contexto era una entrevista post-partido en el Chase Center. Los Warriors venían de ganar fácil a los Kings. Un periodista le preguntó directamente: “Coach, ¿Jordan o LeBron?”. Kerr sonrió, se acomodó el micrófono y soltó la bomba: “Tengo el mismo respeto por Michael y por LeBron. Los dos me dieron tres anillos”.
Silencio en la sala. Todos sabían lo que venía. Con Jordan, Kerr compartió vestuario en los Bulls de 1996, 1997 y 1998. Tres campeonatos consecutivos. Tres anillos ganados codo a codo con el dios del baloncesto. Pero con LeBron… la historia era distinta. Kerr dirigía a los Warriors en las Finales de 2015, 2017 y 2018. Y en las tres, Golden State venció a los Cavaliers de LeBron.
En otras palabras: Michael le regaló anillos jugando con él. LeBron se los “regaló” perdiendo contra él. El juego de palabras era tan obvio como letal. Los periodistas estallaron en risas. Las redes sociales ardieron en minutos. Memes de Kerr contando anillos con una mano en el bolsillo y LeBron mirando al suelo inundaron Twitter.
Pero la NBA es un circo donde nadie se queda callado. Especialmente LeBron James. Horas después, durante su podcast “Mind the Game” con JJ Redick, LeBron decidió responder. No con rabia. No con excusas. Con un trolleo quirúrgico que dejó a Kerr sin respuesta posible.
LeBron se rió primero. “Escuché lo que dijo Steve. Genial. Si los anillos de él se cuentan por las veces que yo perdí, entonces debería darme las gracias…”. Hizo una pausa dramática. Redick ya se estaba riendo. “Pero hay un detalle: últimamente no nos vemos en las Finales, ¿verdad? Quizás debería empezar a contar los anillos que me debe por no aparecer”.
El estudio estalló. Redick casi se cae de la silla. LeBron siguió: “Tres anillos por Jordan, tres por mí… pero desde 2018, ¿cuántos tiene Kerr sin enfrentarme? Uno en 2022. Y otro este año, 2025. Pero sin Cavaliers en el camino. Curioso, ¿no?”.
La pulla era doble. Primero: los anillos de Kerr contra LeBron eran cosa del pasado. Segundo: los Warriors de hoy, sin Durant, sin el mismo dominio, ya no son imbatibles. LeBron no mencionó lesiones, árbitros ni polémicas. Solo dejó caer los hechos con una sonrisa.
Kerr vio el clip al día siguiente. En la práctica matutina, un reportero le preguntó por la respuesta de LeBron. El entrenador se quedó en silencio unos segundos. Luego soltó una carcajada. “Touché”, dijo. “El rey sigue siendo el rey del micrófono también”.
Los números respaldan el contraataque. Desde 2018, LeBron ha estado en cuatro Finales más: 2020 (campeón con Lakers), 2024 (subcampeón con Lakers) y dos veces eliminado en playoffs por Denver. Kerr, por su parte, tiene dos anillos post-LeBron: 2022 y 2025. Pero ninguno contra James.
El debate GOAT no se resuelve con trolleos. Pero sí se enriquece. Kerr usó la historia para burlarse elegantemente. LeBron usó el presente para devolver el golpe. Ninguno eligió bando. Ambos ganaron.
Los aficionados se dividen. Unos celebran la astucia de Kerr: “¡Tres anillos porque LeBron no pudo con Curry y Klay!”. Otros aplauden la respuesta de James: “¡Sin LeBron en Finales, Kerr no huele el título desde hace años!”.
En redes, el hashtag #KerrVsLeBron superó los 2 millones de menciones en 24 horas. Nike lanzó una camiseta con la frase de Kerr. Under Armour respondió con una de LeBron: “Anillos que no cuento: los que me deben”.
Los analistas entraron al juego. Stephen A. Smith dijo: “Kerr lanzó un gancho. LeBron respondió con un uppercut”. Shannon Sharpe agregó: “Steve tiene cinco anillos como coach. Pero tres son cortesía de LeBron en el lado perdedor. Eso duele”.
Kerr no volvió a tocar el tema. En su siguiente rueda de prensa, cambió de tema: “Estamos enfocados en los Clippers”. Pero su sonrisa delataba que disfrutaba el espectáculo.
LeBron, por su parte, siguió en su línea. En el próximo partido contra Golden State, anotó 38 puntos. Al final, miró a la banca de Warriors y se tocó el dedo anular. Tres veces. El mensaje era claro.
La rivalidad entre Kerr y LeBron no es personal. Es profesional. Es baloncesto en su máxima expresión: competencia, respeto y, sobre todo, humor. Porque en la NBA, los mejores no solo juegan. También hablan.
El debate GOAT sigue abierto. Jordan tiene seis anillos. LeBron tiene cuatro y contando. Kerr tiene ocho en total: cinco como entrenador, tres como jugador. Pero la frase que quedará en la historia no es sobre títulos. Es sobre quién hace reír más mientras los cuenta.
Michael Jordan, desde su yate, seguramente sonrió. Sabe que, gane quien gane el debate, él sigue siendo el referente. El que nunca perdió una Final. El que no necesita trollear. Porque sus seis anillos hablan solos.
Pero mientras tanto, en la liga actual, Kerr y LeBron siguen intercambiando golpes verbales. Uno con la experiencia de haber ganado con y contra los mejores. Otro con la longevidad de seguir en la cima a los 40 años.
La próxima vez que Warriors y Lakers se enfrenten, no solo habrá baloncesto. Habrá un capítulo más de esta guerra de micrófonos. Y la NBA, como siempre, será la gran ganadora.
Porque al final, los anillos no solo se cuentan en los dedos. También se cuentan en las risas que provocan. Y tanto Kerr como LeBron saben cómo hacer reír… y cómo hacer pensar.
El juego de palabras de Kerr fue brillante. El contraataque de LeBron, letal. Ninguno se rindió. Ninguno se ofendió. Solo dos leyendas jugando al baloncesto de las palabras.
Y mientras el mundo debate quién es el GOAT, ellos siguen sumando anillos. Unos ganándolos. Otros… haciéndolos posibles. De una forma u otra.
La frase completa de LeBron quedó grabada: “Si los anillos de Kerr se miden por mis derrotas, que me agradezca. Pero desde 2018, no nos vemos en Finales. Así que quizás debería empezar a contar los que me debe por no aparecer”.
Kerr no respondió. No hizo falta. Su silencio fue elocuente. Y su sonrisa, la mejor respuesta.
La NBA sigue girando. Los Warriors defienden título. Los Lakers sueñan con otro. Y el debate GOAT, alimentado por dos maestros del trolleo, sigue más vivo que nunca.
Porque en el baloncesto, como en la vida, a veces el mejor anillo no es el de oro. Es el de la última palabra.