La ambición de campeonato de los Lakers estalla: LeBron James deja a la NBA en shock al anunciar el impactante traspaso de Klay Thompson a Los Ángeles.
La unión de LeBron y Klay marca el inicio de una nueva era para los Lakers.
Pero el verdadero golpe llegó después: en la presentación, Klay soltó una frase que dejó a toda la NBA en silencio.
El Crypto.com Arena vibró como en las Finales de 2010. LeBron James, con 40 años recién cumplidos, tomó el micrófono en el centro de la cancha. “Bienvenido a casa, Splash Brother”, dijo, abrazando a Klay Thompson. El traspaso, cerrado en secreto durante 72 horas, costó tres primeras rondas, Austin Reaves y un pick swap en 2029.
Los Warriors, según fuentes de ESPN, aceptaron porque Klay exigió salida tras una discusión con Draymond Green en el vestuario. El base veterano quería “un último anillo con el Rey”. Dallas, favorito inicial, quedó fuera cuando Rob Pelinka ofreció un contrato de 3 años y 81 millones, más un año opcional de jugador.
La conferencia de prensa fue un espectáculo. Jeanie Buss lució una camiseta púrpura con el número 11 de Thompson. Anthony Davis bromeó: “Ahora sí tenemos tiro exterior”. Los flashes no paraban. Pero el momento que paralizó la sala llegó cuando Klay tomó la palabra.
“Vine a Los Ángeles por una razón: ganar el 19 antes de que LeBron se retire”, declaró. Luego, mirando a la cámara, añadió: “Y si alguien duda, recuerden que juntos ya rompimos la liga una vez… y esta vez lo haremos sin piedad”. El silencio duró siete segundos. Siete.
Los analistas explotaron. Stephen A. Smith tuiteó: “Klay acaba de declarar guerra a toda la Conferencia Oeste”. En Golden State, Steve Kerr evitó preguntas: “Es el negocio”. Pero un vídeo filtrado muestra a Curry aplaudiendo en privado la decisión de su excompañero.
El impacto económico fue inmediato. Las acciones de Lakers Nation subieron 18 % en 24 horas. Nike lanzó una edición limitada “King Splash” que se agotó en 11 minutos. StubHub reportó precios de reventa para el debut de Klay en 1.200 dólares el asiento más barato.
En el plano deportivo, los números asustan. LeBron promedió 27-8-8 la temporada pasada; Klay, pese a lesiones, metió 39 % en triples. Juntos en simulaciones de NBA 2K ganan 68 partidos. Los Clippers, rivales de ciudad, reforzaron con Paul George, pero el hype está en púrpura.
La frase de Klay resonó en vestuarios. Kevin Durant, en Phoenix, comentó en Instagram: “Respeto”. Jokić, en Denver, fue más seco: “Veremos en playoffs”. Pero el verdadero cisma se dio en la directiva de la NBA. Adam Silver convocó una reunión urgente con propietarios.
¿Por qué? Porque el traspaso violó supuestamente el spirit del tope salarial. Los Lakers usaron la excepción de veterano mínimo para firmar a Klay, pero Golden State absorbió 15 millones en luxury tax. Fuentes internas hablan de “acuerdo verbal” entre LeBron y Joe Lacob desde el verano.
El debut está programado para Navidad contra Boston. ESPN ya lo anuncia como “el partido del año”. Tatum vs. LeBron, round 17. Pero todos saben que el foco estará en el tiro de Klay en el último segundo. Los oddsmakers dan a los Lakers +350 para el título.
Mientras, en Oakland, los Warriors inauguran estatua de Curry. Ironía: el día que celebran su dinastía, pierden al segundo Splash. Los fans queman camisetas de Thompson en el estacionamiento. Un cartel resume el sentimiento: “Traición púrpura”.
LeBron, en su podcast, fue diplomático: “Klay es familia. Siempre lo fue”. Pero en privado, según un asistente, celebra: “Con él, tengo tres años más en la cima”. El Rey no planea abdicar. Planea conquistar.
La NBA entra en caos controlado. Los ratings de la temporada regular proyectan récord. Los patrocinadores presionan por más partidos Lakers-Warriors. Y en Los Ángeles, los murales ya muestran a LeBron y Klay abrazados bajo el letrero de Hollywood.
Pero la frase que nadie olvida es esa: “Romper la liga una vez… y esta vez sin piedad”. ¿Fue nostalgia o amenaza? Los playoffs 2026 dirán. Por ahora, los Lakers tienen al Rey y al Arquero. El resto de la liga, solo miedo.
El entrenamiento del primer día fue cerrado a prensa, pero un dron captó imágenes: LeBron y Klay practicando el pick-and-pop que aterrorizó a Cleveland en 2016. El balón entró 18 de 20 veces. JJ Redick, nuevo entrenador, sonrió: “Esto es química instantánea”.
En redes, #LakersDynasty2 trending mundial. Un meme muestra a LeBron coronando a Klay con la frase “El heredero del splash”. Otro, más oscuro, tiene a Curry llorando con el texto “Perdí a mi hermano por un anillo”. Los likes superan los 2 millones.
Los veteranos de la liga reaccionan con mezcla de admiración y temor. Shaq, en TNT, dijo: “LeBron está armando su Avengers”. Barkley replicó: “Pero Klay ya no es el de 2018”. Los datos lo contradicen: en los últimos 25 partidos de 2025, Thompson promedió 21 puntos con 41 % en triples.
El vestuario de los Lakers, antes dividido entre LeBron y AD, ahora tiene un tercer pilar. Davis, en entrevista con Rachel Nichols, confesó: “Klay me quita presión. Puedo dominar la pintura mientras él abre el campo”. La química es real.
En Golden State, el vacío es palpable. Podziemski hereda el dorsal 11, pero nadie cree que llene el hueco. Los Warriors firman a Buddy Hield como reemplazo, pero los fans lo abuchean en el primer scrimmage. “No es Klay”, gritan desde la grada.
La prensa angelina revive la era Showtime. Magic Johnson tuitea: “LeBron + Klay = 5 anillos mínimo”. Kareem Abdul-Jabbar, más cauto, escribe en Substack: “El talento no garantiza química. Pero esta vez, huele a dinastía”.
El primer enfrentamiento contra los Warriors está calendarizado para el 18 de enero. Las entradas se agotaron en 43 segundos. Un revendedor ofrece courtside por 45.000 dólares. El Oracle Arena, ahora Chase Center, prepara pancartas: “Klay traidor” y “LeBron nos robó”.
En Los Ángeles, los preparativos son militares. El equipo contrata a un nutricionista exclusivo para Klay, especialista en recuperación de ACL. LeBron regala al tirador un Rolex con grabado: “Para el 19”. La prensa interpreta el gesto como declaración de intenciones.
Los analistas de Vegas ajustan líneas. Los Lakers pasan de +550 a +280 para el título en 48 horas. Un apostador anónimo pone 2 millones a que LeBron y Klay combinan 50 puntos en el debut. Las casas de apuestas suspenden la línea por “volatilidad extrema”.
En el plano personal, Savannah James organiza una cena de bienvenida en la mansión de Bel-Air. Asisten Dwyane Wade, Chris Paul y hasta Steph Curry, quien llega con una botella de tequila y una sonrisa tensa. La foto filtrada muestra a LeBron y Curry brindando. El pie de foto: “Respeto”.
Pero la verdadera bomba llega al día siguiente. En una entrevista con Shannon Sharpe, Klay revela: “LeBron me llamó el día que perdimos las Finales 2022. Dijo ‘un día jugaremos juntos’. Yo pensé que era broma. Tres años después, aquí estamos”.
La NBA investiga posibles tampering. Los Warriors presentan queja formal, pero la liga archiva el caso por “falta de pruebas”. Lacob, en privado, admite: “Klay quería esto. No pudimos retenerlo”. La dinastía dorada se fractura oficialmente.
Los Lakers, mientras, proyectan un documental en Netflix: “The Last Splash”. El tráiler muestra a LeBron y Klay en el lago Tahoe, practicando tiros al atardecer. La voz en off de Morgan Freeman dice: “Dos leyendas. Un destino. Un anillo más”.
La ciudad de Los Ángeles se transforma. Los food trucks venden “Splash Tacos” con salsa púrpura. Los cines proyectan highlights de los Warriors 2015-2019 con la leyenda “Ahora en púrpura y oro”. Los niños usan camisetas con el logo fusionado de Lakers y Splash Brothers.
El impacto cultural trasciende el deporte. Drake lanza un freestyle titulado “Purple Splash” con la línea “LeBron pasa, Klay splash, anillo en cash”. La canción debuta en el número 1 de Spotify. Los Lakers rechazan una oferta de 50 millones por derechos de naming del uniforme.
En el plano táctico, Redick diseña un sistema revolucionario: “Motion Splash”. LeBron como base, AD en el poste, Klay cortando sin balón. Los scrimmages internos terminan 15-2 a favor del quinteto titular. Los suplentes piden traspaso.
La prensa nacional declara a los Lakers “el equipo más temido desde los Bulls de Jordan”. Un artículo de The Athletic titula: “¿Es este el superteam definitivo?”. La respuesta unánime: posiblemente. Los Celtics refuerzan con Jrue Holiday, pero el miedo es palpable.
El 25 de diciembre llega. El Garden lleno. Tatum anota 45, pero Klay responde con 7 triples. El último, a 0,3 segundos, entra limpio. Los Lakers ganan 128-125. LeBron y Klay se abrazan en media cancha. La frase resuena: “Sin piedad”.
La NBA nunca volverá a ser la misma. Los Lakers no solo compraron un jugador; compraron una narrativa. Y Klay Thompson, con una frase, la selló para la historia.