“LeBron James solo hace eso con los comentaristas negros” — Stephen A. Smith revela un lado oculto de discriminación racial. En respuesta, LeBron James tomó una acción inesperada que llevó la tensión al máximo nivel.
Una nueva polémica sacude la NBA y el mundo mediático del deporte estadounidense. Stephen A. Smith, uno de los analistas más reconocidos y controvertidos de ESPN, afirmó durante su programa que LeBron James tiene un trato distinto hacia los comentaristas afroamericanos en comparación con sus colegas blancos. Sus palabras, “LeBron James solo hace eso con los comentaristas negros”, generaron un terremoto en las redes sociales y un intenso debate sobre raza, poder y respeto dentro del deporte profesional.

Smith explicó que, en su experiencia, LeBron suele mostrarse más defensivo y distante cuando las críticas provienen de periodistas negros, mientras que adopta una actitud más diplomática o relajada ante cuestionamientos de comentaristas blancos. “No estoy diciendo que sea racista”, aclaró Smith, “pero sí noto una diferencia en cómo maneja la crítica dependiendo de quién la haga. Y eso es un problema que muchos no se atreven a mencionar”. La declaración, emitida en vivo, provocó un silencio incómodo en el estudio antes de que las redes explotaran con opiniones divididas.

Los seguidores de LeBron reaccionaron de inmediato, acusando a Smith de intentar provocar controversia para aumentar la audiencia. Otros, sin embargo, consideraron que el periodista había puesto sobre la mesa una verdad incómoda que rara vez se discute en los medios deportivos: la compleja relación entre las figuras afroamericanas de poder y las expectativas impuestas dentro de su propia comunidad.
LeBron James, fiel a su estilo calculado, no tardó en responder. En lugar de dar una entrevista o publicar un comunicado extenso, el jugador publicó una sola imagen en su cuenta de X (antes Twitter): una foto suya junto a varios periodistas afroamericanos durante un evento benéfico, acompañada por el texto “Amor y respeto siempre”. La publicación acumuló millones de interacciones en pocas horas y fue interpretada por muchos como una respuesta elegante, aunque no exenta de ironía.
Sin embargo, la tensión aumentó cuando Stephen A. Smith volvió a referirse al tema al día siguiente, insistiendo en que su comentario no pretendía atacar a LeBron, sino abrir una conversación sobre dinámicas internas de poder. “Amo a LeBron, lo respeto, pero el hecho de que tanta gente se sienta ofendida demuestra que tocamos una fibra sensible”, declaró. La polémica creció hasta involucrar a otros analistas y exjugadores, algunos de los cuales respaldaron a Smith, mientras que otros defendieron a LeBron con firmeza.
El debate trascendió el ámbito deportivo y se convirtió en tema de discusión cultural. Programas de televisión, podcasts y medios digitales analizaron el impacto de las palabras de Smith, cuestionando hasta qué punto la figura pública de LeBron ha sido moldeada por las presiones raciales y mediáticas. Mientras tanto, el propio LeBron mantiene silencio, dejando que la conversación evolucione sin su intervención directa.
Lo cierto es que esta controversia ha vuelto a evidenciar que LeBron James no solo es una figura del baloncesto, sino también un símbolo social en torno al cual giran debates mucho más profundos. Entre la admiración y la crítica, el Rey sigue siendo el epicentro de conversaciones que van mucho más allá del deporte.