🌪️🔥 DECLARACIÓN DE GUERRA: “Deberían acabar con este premio si la justicia más básica ya no existe” — Shakira, por primera vez, muestra públicamente su apoyo a Cazzu, defendiendo a su colega de una injusticia cargada de favoritismo. Cazzu fue eliminada de los Latin Grammy 2025. Una ola de polémicas estalló tras el llamado de Shakira, quien se alza como pionera de un movimiento que podría sacudir por completo a toda la industria actual.

La reciente ausencia de Cazzu en la lista de nominados de los Latin Grammy 2025 encendió una mecha en redes sociales y foros musicales: seguidores y colegas calificaron la omisión como inexplicable, dado el recorrido comercial y artístico del álbum Latinaje, publicado en abril de 2025. Las acusaciones van desde negligencia institucional hasta maniobras de influencia entre figuras poderosas del sector, y la discusión se ha transformado en un debate público sobre la transparencia y los criterios que rigen estos galardones.

En ese clima de indignación, ha circulado un pronunciamiento que habría partido de Shakira —una figura con peso simbólico y mediático— en el que la artista cuestiona de forma tajante la vigencia del premio cuando “la justicia más básica ya no existe”. Aunque las palabras exactas han sido difundidas principalmente a través de capturas y publicaciones virales, el impacto fue inmediato: etiquetas, tendencias y llamados a boicotear a la Academia Latina de la Grabación ganaron tracción en cuestión de horas. La sola posibilidad de que una voz del calibre de Shakira se posicione así multiplicó la intensidad del debate. Pitchfork

La reacción institucional no se hizo esperar: representantes y comentaristas de la academia recordaron los procesos de selección y revisión, mientras que periodistas especializados pidieron pruebas concretas de supuestas interferencias entre artistas y miembros votantes. Para muchos observadores, sin embargo, las explicaciones técnicas no alcanzan a sofocar la percepción de favoritismo cuando nombres polémicos aparecen entre los nominados y artistas consagrados quedan fuera.

Artistas y público han comenzado a organizar respuestas diversas: desde manifestaciones digitales de apoyo a Cazzu y exigencias de transparencia, hasta llamados a reformas internas en la forma en que se presentan y evalúan las obras. En paralelo, la figura de Shakira —recién coronada en ceremonias previas y con un historial de intervenciones públicas sobre justicia social— otorga una dimensión política y ética al reclamo que trasciende lo meramente musical. Su intervención conecta la queja de un sector de la industria con demandas más amplias sobre equidad y representación.
Queda por ver si este episodio derivará en modificaciones reales en la Academia o si se diluirá con el paso del tiempo y la siguiente edición de premios. Lo cierto es que, mientras las redes amplifican la voz de los excluidos y las conversaciones sobre poder y transparencia ocupan titulares, la música parece enfrentarse a otra pregunta: más allá del glamour de la alfombra roja, ¿qué tan confiables son las instituciones que deberían celebrar la diversidad y el mérito artístico? La respuesta podría depender, en buena medida, de si las voces como la de Shakira se transforman en acción colectiva o se limitan a un estallido de indignación pasajera.