“Es un inútil en la pista, toda España debería avergonzarse de tener un piloto como él en el equipo…” Los aficionados de Oscar Piastri atacaron e insultaron repentinamente a Franco Colapinto justo antes del GP de Singapur, lo que generó mucha polémica en redes sociales. Los aficionados de Oscar Piastri no se detuvieron ahí: también criticaron e insultaron públicamente a la familia Colapinto.

En el vertiginoso mundo de la Fórmula 1, donde cada curva puede desatar pasiones incontrolables, un incidente reciente ha encendido las redes sociales como un incendio forestal. Justo antes del Gran Premio de Singapur, programado para este fin de semana en el icónico circuito urbano de Marina Bay, los aficionados del australiano Oscar Piastri han desatado una oleada de insultos contra el piloto argentino Franco Colapinto. Lo que comenzó como una crítica aislada se transformó en una tormenta de odio que no solo apuntó al joven de 22 años, sino también a su familia, dejando al paddock en un estado de incredulidad. ¿Cómo un simple roce en pista puede escalar hasta amenazas que cuestionan la deportividad de un deporte que se vende como ejemplo de excelencia?

El detonante parece remontarse a un episodio en el Gran Premio de Austria, donde Colapinto, defendiendo su posición en las filas traseras contra Yuki Tsunoda, no vio acercarse a Piastri, quien lideraba la carrera persiguiendo a su compañero Lando Norris. En la vuelta 55, el argentino se movió hacia la línea de carrera tras un intento fallido de adelantamiento, forzando al McLaren de Piastri a salirse a la hierba en la aproximación a la curva 4. Los comisarios de la FIA, reconociendo que Colapinto no tenía visibilidad clara del australiano, optaron por una sanción leve: cinco segundos de penalización y un punto en su licencia. Sin embargo, para los seguidores de Piastri, esto no fue suficiente. En su cuenta de Instagram, Colapinto publicó una foto de su preparación para Singapur, y lo que siguió fue un bombardeo de comentarios venenosos. Uno de ellos, que rápidamente se viralizó, rezaba: “Es un inútil en la pista, toda España debería avergonzarse de tener un piloto como él en el equipo”. El error geográfico, confundiendo Argentina con España, no hizo más que avivar el ridículo de la situación, pero el daño ya estaba hecho.

La ira no se contuvo en Colapinto. Los fans de Piastri, conocidos por su lealtad feroz al piloto que pasó de ser promesa en Alpine a estrella en McLaren, extendieron sus ataques a la familia del argentino. Mensajes dirigidos a sus padres y hermanos inundaron perfiles personales, con insultos que rayaron en lo personal y amenazante. Uno de los comentarios más duros, capturado en capturas de pantalla que circulan por X (antes Twitter), acusaba a la familia Colapinto de “criar a un peligro para el deporte”. Esta escalada recuerda episodios pasados, como cuando fans argentinos inundaron el Instagram de Tsunoda con odio racista tras un choque en Imola, lo que llevó a la FIA a condenar públicamente el comportamiento tóxico. En ese entonces, la Federación Internacional de Automovilismo emitió un comunicado recordando que “el abuso en línea no tiene cabida en la F1”. Hoy, los seguidores de Colapinto exigen lo mismo: “F1, FIA, tomen nota de todo el odio que Franco ha recibido en esta publicación”, escribió un usuario en respuesta a la avalancha. Otro agregó: “¿Solo se castiga el odio cuando viene de un argentino? Sean justos y traten a todos por igual”.

Desde el lado de Piastri, el silencio inicial ha sido ensordecedor. El australiano, que en Austria no ocultó su frustración por radio con un irónico “Alpine todavía encuentra la manera de arruinarme después de todos estos años” –una pulla a su controvertida salida del equipo francés en 2022–, no ha comentado públicamente sobre los excesos de sus fans. En una entrevista post-carrera en el Red Bull Ring, Piastri minimizó el incidente: “Fue un momento tenso, pero las reglas se aplicaron. Sigamos enfocados en la pista”. Sin embargo, sus palabras no calmaron las aguas. Expertos en el paddock sugieren que este mutismo podría deberse a la presión de McLaren, equipo que ya lidió con controversias similares cuando fans de Lando Norris atacaron a rivales en redes. “¿Oscar Piastri no dirá nada sobre sus fans atacando a Franco?”, cuestionó un seguidor en los comentarios, reflejando el descontento generalizado.

Franco Colapinto, por su parte, ha optado por la contención, un rasgo que lo ha distinguido desde su debut sorpresa con Williams en 2024 y su salto a Alpine en 2025. En una declaración exclusiva a medios argentinos antes de viajar a Singapur, el piloto de Pilar expresó: “Es doloroso ver cómo un deporte que amo se ensucia con odio. Mis fans saben que lucho con todo en la pista, pero esto va más allá. Apoyo a mi familia y espero que la FIA actúe para que todos compitamos con respeto”. Sus palabras, medidas pero firmes, contrastan con la efusividad de Piastri, quien en Abu Dhabi 2024 admitió un error al chocar con Colapinto: “Me equivoqué en el juicio de frenada”. Ese antecedente añade una capa de ironía: ambos pilotos han sido verdugos y víctimas en incidentes mutuos, recordándonos que la F1 es un tablero donde un movimiento equivocado puede costar caro, no solo en puntos, sino en reputación.

Esta polémica llega en un momento crucial para ambos. Piastri, líder del campeonato de pilotos con McLaren, busca consolidar su dominio en Singapur, un trazado nocturno que premia la precisión bajo luces. Colapinto, por otro lado, lucha por demostrar su valor en Alpine tras reemplazar a Jack Doohan, y un buen resultado podría silenciar a los detractores. Pero más allá de la pista, el debate sobre el acoso en redes sociales urge una reflexión. La FIA ha prometido revisar protocolos contra el abuso, inspirados en campañas como #DriveItOut, pero ¿será suficiente? Plataformas como Facebook e Instagram, donde estos hilos se multiplican, enfrentan la presión de algoritmos que premian la controversia, haciendo que posts como estos se viralicen antes de que se apaguen.

Mientras el sol se pone sobre Marina Bay, uno se pregunta si esta tormenta pasará o si marcará un antes y un después en cómo los fans interactúan con sus ídolos. Colapinto subirá al auto con el peso de los insultos, pero también con el apoyo de una nación que ve en él no solo a un piloto, sino a un símbolo de resiliencia. Piastri, envuelto en el favoritismo de su hinchada, podría necesitar recordar que la verdadera velocidad se mide en la humildad, no en los likes. En la F1, donde las rivalidades forjan leyendas, este capítulo inesperado nos recuerda que el verdadero choque no siempre ocurre en la curva, sino en el teclado. El Gran Premio de Singapur promete acción en pista, pero la verdadera carrera por la decencia podría recién estar comenzando.

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