El partido parecía ser uno más en el calendario veraniego, un amistoso sin mayor trascendencia, con las gradas repletas de aficionados que buscaban entretenimiento y poco más. Sin embargo, bastó un gesto para que el ambiente cambiara por completo. Cuando los jugadores del Real Madrid se disponían a saltar al campo, las cámaras captaron cómo Xabi Alonso se acercaba a Vinicius Jr y le colocaba en el brazo izquierdo el brazalete de capitán. Nadie lo esperaba. La sorpresa fue inmediata, tanto en el estadio como en las redes sociales.

Vinicius Jr, señalado en los últimos meses por su irregularidad, por los enfrentamientos con rivales y árbitros y por las críticas de la prensa, de pronto se encontró en el centro de un huracán mediático. ¿Por qué él? ¿Por qué ahora?

Xabi Alonso, recién llegado al banquillo blanco en medio de una tormenta institucional y deportiva, había prometido cambios profundos en la mentalidad del equipo. Pero nadie imaginaba que uno de esos cambios sería poner el liderazgo simbólico en manos de un jugador tan cuestionado. Para algunos, fue un mensaje directo: “este es el jugador en el que creo, este es el futbolista que debe liderar la nueva era del Real Madrid”. Para otros, fue un riesgo innecesario que puede desestabilizar un vestuario que ya venía dividido.

La polémica estalló minutos después en los programas de tertulia deportiva. Algunos exjugadores defendieron la decisión de Alonso, argumentando que Vinicius necesitaba sentir el respaldo absoluto de su entrenador para recuperar la confianza y transformarse en el líder que el club necesita tras la salida de pesos pesados como Benzema o Kroos. Otros, en cambio, lo interpretaron como una maniobra desesperada, incluso como un desafío a la directiva y a los sectores más críticos del madridismo.

Dentro del vestuario, según fuentes cercanas al club, el gesto generó sorpresa, pero también respeto. Algunos veteranos habrían visto con buenos ojos que Alonso se atreviera a romper jerarquías preestablecidas y otorgara responsabilidades a quienes, tarde o temprano, deberán asumirlas. No obstante, no todos quedaron convencidos. Para ciertos jugadores, la decisión podría abrir tensiones internas si los resultados no acompañan en las próximas semanas.

En cuanto al propio Vinicius, su reacción fue reveladora. Lejos de mostrarse nervioso, salió al campo con una actitud renovada, más concentrado, más calmado y con una determinación que recordó a sus mejores noches en Champions. Jugó con intensidad, buscó el balón constantemente y se mostró como un referente ofensivo. Al terminar el encuentro, no dio declaraciones, pero las imágenes hablaban por sí solas: sonrisas, abrazos con sus compañeros y una complicidad evidente con el técnico.

¿Fue un simple gesto simbólico o un movimiento calculado para encender una chispa dentro de un equipo en crisis? Lo cierto es que Alonso, en apenas un amistoso, logró cambiar la narrativa. De las dudas sobre su capacidad para dirigir al Real Madrid se pasó a un debate nacional sobre liderazgo, confianza y futuro.

Lo que ocurra en los próximos partidos dirá si este arriesgado acto se convierte en el inicio de una nueva etapa gloriosa o en el detonante de mayores tensiones. Por ahora, lo único seguro es que Xabi Alonso ha puesto a Vinicius Jr en el centro del escenario, y con ello ha dejado claro que no piensa dirigir al Real Madrid desde la comodidad del consenso, sino desde la valentía de las decisiones que marcan época.